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CRÍTICAJAZZ

De todos los colores

Desde 1972, salen a casi un álbum por año. Han cosechado grammies a placer y se cotizan a precio de oro. Son el cuarteto vocal por excelencia y quien más o quien menos conoce alguna versión suya: los más exigentes, cualquiera de las recogidas en Vocalese, su mejor álbum desde una óptica jazzística; los más centrados, el Birdland con que suelen abrir los conciertos, y éste no fue una excepción; y una gran mayoría, el Cuéntame vacilón y latino, casi candidato en su momento a la canción del verano, que tocaron al final de su actuación. El directo de Manhattan Transfer no suele deparar sorpresas, a no ser que se considere como tal el deplorable sonido con que discurrieron los primeros veinte minutos del recital. El resto resultó más aceptable, si bien en ningún momento alcanzó un nivel óptimo en toda la sala salvo en algún dueto de piano y voz. Son conocidos los problemas con que la sala regia del Palau cuenta para ajustar sonidos amplificados y no parece que la cuestión tenga fácil solución. Hubo, sin embargo, novedades en el repertorio, al incluir algunas de las canciones de Swing, su último álbum. Por sí solos, los temas de este disco interpretados en Valencia dan cuenta del amplio abanico con que ventila sus cuerdas vocales el cuarteto neoyorquino, puesto que pasaron del chispeante A-tisket A-tasket que puso en candelero hace casi sesenta años a una jovencísima Ella Fitgerald, al bailongo Choo Choo Ch"boogie con que Louis Jordan movilizó caderas y pies juveniles en la transición del R& B al rock, dejando en medio una suave pero cimbreante Sing Moten"s swing. No se acaba ahí la paleta de colores de Manhattan Transfer, como bien saben sus más fieles seguidores, aquellos que valoran en el cuarteto su eclecticismo a prueba de bomba. Y en ese contexto, la versión que hicieron de un clásico del pop como Gloria, convirtiéndose por el momento en un entrañable cuarteto de doo-woop, resulta espectacular en contraste con la edulcorada lectura de un clásico del jazz como Embraceable you que atacaron en los bises. Lo cierto es que, sobre la base de unas armonías vocales bien entrenadas, son capaces de jugar con cualquier canción que les caiga en gracia. Así navegaron a lo largo de poco más de hora y media entre estándares del jazz, música brasileña, rock y gospel, sin olvidar el inevitable homenaje póstumo a Frank Sinatra que Alan Paul ofreció en solitario a través de Bewitched. En ésta, como en la interpretación de el I"ve got you under my skin de Porter (de la cual existe también una memorable versión de La Voz) que abordó por su cuenta y riesgo Janis Siegel, quedó patente que el gancho de Manhattan Transfer reside en la suma de las voces. Por eso, y sobre referentes de la potencia de Sinatra, las aventuras solitarias de sus miembros no pasan de lo anecdótico.

II Festival de Jazz

The Manhattan Transfer. Tim Hauser, Janis Siegel, Alan Paul y Cherry Bentyne, voces. Yaron Gerhovsky, pianista y director del sexteto instrumental. Palau de la Música. Valencia, 4 de julio.

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