Las instituciones alertan de que más de 3.000 personas sobreviven en las calles del Gran Bilbao
La asociación de revitalización Bilbao Metrópoli 30, la Diputación de Vizcaya, Cáritas y los ayuntamientos de Bilbao, Barakaldo, Portugalete, Santurtzi, Basauri, Sestao y Erandio están ultimando el que será el primer plan interinstitucional de atención al colectivo de los sin techo. El programa, todavía en diseño, pretende ofrecer itinerarios de integración para las 3.000 personas, que calculan las instituciones, viven en las calles del Bilbao Metropolitano. El programa luchará contra el aumento acelerado de este colectivo marginado en los diez últimos años.
Pese a las dificultades obvias para cuantificar y conocer a los vagabundos existentes, hay una realidad contrastada por Cáritas y las instituciones vizcaínas. La última memoria de Bilbao Metrópoli 30 alerta de la agudización de los problemas de exclusión social y del cambio en el perfil de las personas sin techo, que cada vez son más jóvenes. "El indomiciliado actual ya no es el alcohólico de 40 años que parecía tener 60 y al que todo el mundo conocía, sino el joven vendedor de La Farola [ahora La luz de los sin techo]", explica Alfonso Martínez Cearra, director de Bilbao Metrópoli 30. "El desempleo y la carestía de la vivienda son las principales causas del problema y sobre éstas hay que actúar", añade. Esta asociación ha reunido en su sede bilbaína a responsables de Bienestar social de los municipios de Bilbao y Margen Izquierda y de la Diputación porque "el indomiciliado es un tema que excede a la Administración local", apunta su director. "Además, si sólo un ayuntamiento incrementa las ayudas a este colectivo, no hace más que aumentar el problema porque le aparecen todos los indomiciliados de Vizcaya". Los participantes en el plan, que comenzaron a reunirse en septiembre del pasado año, están buscando nuevas fórmulas para reintegrar socialmente a este colectivo. "El problema es cómo retenerles en un mismo punto y para ello, estamos barajando crear itinerarios de atención en Vizcaya para que el indomiciliado no se mueva demasiado y podamos iniciar su reinserción social". Aunque los primeros cálculos de las instituciones apuntan a la existencia de unas 3.000 personas sin hogar en Bilbao y los municipios cercanos, los responsables destacan que todavía el problema en Vizcaya "no ha alcanzado como a otras ciudades de Europa y EEUU". Prevenir el aumento de este colectivo excluido socialmente es uno de los objetivos del programa. Pocos y pacíficos "Son pocos y pacíficos", subraya Martínez Cearra. "En realidad, tenemos unos indomiciliados modélicos", asegura. El programa que impulsa Bilbao Metrópoli 30 se ha servido para su análisis de un estudio realizado en 1996 por Maite Canales y Araceli Gonzalo en el que se define el perfil del colectivo que vive en las calles del Gran Bilbao como un hombre de entre 30 y 39 años, vizcaíno, soltero, con problemas de toxicomanía o enfermedad mental y con estudios primarios incompletos. El estudio citado critica la falta de coordinación y la escasez de recursos para estos marginados en Vizcaya que, según destaca, presentan "una problemática cada vez más diversificada". No se puede ofrecer la misma atención a un toxicómano de 25 años que a personas de 55 años que tuvieron un trabajo estable pero que ahora viven en la calle y con pocas posibilidades de reinsertarse al mercado laboral, advierte el informe. Por su parte Cáritas, la asociación que más atención ofrece a este colectivo, iniciará también en septiembre su propio plan, denominado "Personas sin techo", que atendería de forma específica a 150 personas sin hogar. Las cifras justifican el programa para reforzar las acciones dirigidas a estos marginados; Cáritas atendió en sus centros de acogida Hargindegi y Lurberri a 346 personas sin hogar en 1997, el doble que el año anterior. Junto a esta asociación, el albergue municipal de Elejabarri, donde se ofrecen estancias máximas de 6 días, la asociación contra la exclusión social Bizitegi y el centro Lagun Artean completan el panorama de los servicios sociales al colectivo de los sin techo y transeúntes.
Aumento de transeúntes en Vitoria y San Sebastián
"En Álava, no tenemos a nadie que viva en la calle permanentemente, no tenemos indomiciliados" asegura María José Lezertua, jefa de Inserción del ayuntamiento de Vitoria. Lo que sí hay en Álava, la provincia vasca con más servicios sociales, son transeúntes, que se diferencian del colectivo sin hogar en que son gente de otras provincias que cambia continuamente de ciudad y cuya movilidad dificulta la inserción. Desde 1988, la capital alavesa lleva un registro de transeúntes, una iniciativa que no existe en Vizcaya ni en Guipúzcoa. Vitoria supera también al resto de las provincias al contar con un servicio de urgencias de Acción Social que funciona las 24 horas del día. El registro municipal ha detectado un aumento importante del número de transeúntes en 1997. Ese año, se atendió a 2.550 transeúntes y se disparó la cifra de nuevos casos. 1.428 personas acudieron por primera vez a los servicios de atención de Álava; algo que preocupa a Lezertua. "A éstos, intentamos insertarles en su comunidad de origen o integrarles en nuestra provincia para normalizar su vida a través de la vía del convencimiento", señala la responsable municipal. Esta provincia cuenta también con un plan de atención al colectivo sin casa en las zonas rurales que coordina Cáritas. Amurrio y Llodio son los principales pueblos donde recalan los sin techo. En Guipúzcoa, los servicios a los sin casa se centralizan en la capital. San Sebastián se sitúa en un nivel parecido de atención al de Bilbao y cuenta con un centro de acogida a indomiciliados, un comedor social, un centro de día y el albergue Trintxer, que ofrece atención y alojamiento a mayores de 40 años por un plazo máximo de cinco años. "La mayoría de los que pasan por el albergue tiene problemas de alcoholismo, el 88% son hombres y el 45% son vascos y navarros", explica Maribel Alonso, responsable del Programa de Indomiciliados de Cáritas de Guipúzcoa. El año pasado, esta organización dio más de 17.000 comidas a gentes sin hogar y transeúntes. El hecho de que el 50% de las personas que vagan por las calles tengan entre 21 y 35 años habla por sí solo del aumento de jóvenes sin hogar en esta provincia. Para ellos, en su mayoría politoxicómanos, Cáritas ofrece ayuda a cambio de su participación en talleres de inserción sociolaboral. "Se les ofrece terapia y talleres de inserción social a cambio de que no estén en la calle", explica.
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