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TENSIÓN EN IRLANDA DEL NORTE

Escalada de venganzas en el Ulster tras la quema de 10 iglesias católicas

Políticos de Belfast, Londres y Dublín luchaban anoche contrarreloj para evitar que la crisis de los desfiles desate mañana violencia en el Ulster tras una tensa jornada en la que quedó demostrada la intransigencia protestante y, nuevamente, la eficiencia de los pirómanos. Dos iglesias protestantes, un local de la Orden de Orange y una escuela católica fueron atacadas con bombas incendiarias en diferentes puntos de Irlanda del Norte al día siguiente de la cadena ataques que causaron estragos en 10 iglesias católicas. Según la policía, los atentados de ayer parecían una clara represalia por ellos.

Las dos iglesias protestantes se encontraban en Londonderry, ciudad del oeste del Ulster de mayoría católica. Un edificio anexo a una de ellas, la iglesia presbiteriana de Ballyarnett, resultó gravemente dañada por las llamas, según informa France Presse. La segunda, la iglesia de Saint Pierre, sólo sufrió daños menores, ya que el fuego pudo ser apagado por un taxista que lo vio.Durante la noche, unos desconocidos intentaron prender fuego a una escuela católica situada en Garvagh, en el oeste del Ulster, pero el incendio pudo controlarse con rapidez ya que el sistema de alarma despertó al portero. La policía también informó de que un edificio de la Orden de Orange resultó parcialmente dañado en un incendio durante la tarde del jueves.

Al ambiente de tensión se sumó el confuso asesinato de un miliciano probritánico, identificado como William Paul, en lo que la policía describió como un posible ajuste de cuentas dentro de las extremistas Fuerzas de Voluntarios Lealistas (LVF).

"El pueblo espera", era el sombrío titular del Portadown Times en vísperas del desfile protestante del domingo que amenaza con precipitar el proceso de paz en el Ulster hacia un terreno fangoso. Las intensas negociaciones para impedir que la marcha de más de mil miembros de la Orden de Orange por el sector católico de Portadown provoque enfrentamientos han sido infructuosas. Esos enfrentamientos podrían ser a tres bandas si la policía del Ulster, con fuerte apoyo del Ejército británico, impone la prohibición del desfile de Drumcree decretada esta semana. Las fuerzas de seguridad pueden verse atrapadas entre orangistas y nacionalistas. Esa posibilidad ha comenzado a adquirir inquietante nitidez tras el fracaso de gestiones a las que el primer ministro británico, Tony Blair, intentó impulsar ayer por teléfono desde Londres. Blair, que inicialmente rehusó actuar de mediador y tuvo que marcharse de Belfast con las manos vacías el jueves, mantenía anoche contacto permanente con representantes de fuerzas políticas católicas y protestantes. Todavía no hay resultados, era la lacónica conclusión que emergía de esferas oficiales en Londres y Belfast. Bertie Ahern, el primer ministro irlandés, fue mucho menos ambiguo. "Mi interpretación de la situación es bastante desalentadora", declaró en Dublín.

Ahern habló poco después de que David Watson, gran maestre de la logia orangista de Portadown, echase por tierra las esperanzas de un compromiso sobre la base de un desvío del desfile para evitar su paso por Garvaghy Road, la arteria principal del sector católico de esa ciudad protestante 58 kilómetros al sureste de Belfast. "Parece que todas las fuerzas políticas se han puesto de acuerdo para intentar neutralizar a la Orden de Orange", dijo con renovado tono desafiante. Aquellos que piensan que vamos a variar nuestra posición están muy equivocados, dijo.

La Orden de Orange, nombrada en honor de Guillermo de Orange, el rey protestante que venció a las fuerzas católicas hace tres siglos, reiteró ayer que está dispuesta a arriesgarse a un enfrentamiento con la policía y desfilar por Garvaghy Road tras la ceremonia anual en la parroquia de Drumcree, cuna del movimiento ultraprotestante y probritánico. En medios políticos existen temores de que los orangistas promuevan manifestaciones relámpago en diversas ciudades del Ulster para distraer a las fuerzas de seguridad que se han concentrado en Portadown con refuerzos de más de mil soldados británicos que ayer comenzaron a tomar posiciones cerca de Garvaghy Road.

Gerry Adams, el líder del partido republicano Sinn Fein, declaró ayer que la crisis de los desfiles va a ser una agria prueba para los compromisos con el proceso de paz acordados en abril y ratificados masivamente en las urnas en el referéndum de mayo y las legislativas del mes siguiente.

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