La melancolía revolucionaria de Rodchenko
El MOMA expone una muestra de este enérgico motor del arte de la vanguardia bolchevique
El pintor constructivista ruso que dio expresión artística a la Revolución de Octubre de 1917, y que posteriormente fue censurado y destruido por Stalin, es el héroe de una completa retrospectiva recién inaugurada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA). Los más de trescientos trabajos de Aleksandr Rodchenko recopilados cronológicamente por el MOMA son la primera visión global de este complejo y enérgico artista que puede verse en EE UU. Sus pinturas, collages, dibujos, carteles y fotografías se trasladarán el próximo mes de octubre a Düsseldorf y luego a Estocolmo.
La exposición de Aleksandr Rodchenko en Nueva York se contempla con nostalgia anticipada, porque desde el comienzo del recorrido se sabe cómo acabará: como "una gran tragedia", en palabras del propio museo. Es el relato de la muerte del "experimento utópico" de Rodchenko, y por extensión de la URSS, y de cómo el arte oficial impuesto por Stalin aplastó a uno de los grandes genios de este siglo.Tampoco ayuda a digerir esta misteriosa exposición la naturaleza oscura y gélida como el acero del propio Rodchenko. Aunque a menudo se le ha comparado con Warhol, o se le ha definido como su precursor, Rodchenko es la antítesis de la espectacularidad, por el reducido tamaño de todo su trabajo (excepto unos contados carteles publicitarios) y lo estricto de su propuesta, predominantemente intelectual. La mayoría de las obras, entre las que hay también publicidad de cine, revistas y cuadernos, procede de museos rusos y del Archivo de Alekxandr Rodchenko y Varvara Stepanova, su compañera.
Según el organizador, Peter Galassi, "la obra de Rodchenko es un reto por ser tan experimental y variada, y porque esa variedad viene de su profundo compromiso con la agitación de su tiempo. Comprender su arte significa (...) aceptar el idealismo de la ilusión utópica que inspiró su creatividad y la ferocidad del régimen totalitario que la aplastó".
Rodchenko nació en San Petersburgo en 1891, estudió dibujo y, con Vladimir Tatlin como mentor y el arte de Kasimir Malevich como vocabulario esencial, recogió influencias del futurismo, el cubismo y el resto de los ismos, para ponerse a la cabeza de la vanguardia europea de entreguerras. Pero tocó pronto (en 1921) el fin de la abstracción, con sus tres lienzos de colores azul, rojo y amarillo respectivamente.
En realidad, buscó esa liberación del significado y la narración para alejarse del arte burgués y ponerse al servicio de la revolución bolchevique, como lo hizo Sergei Eisenstein en el cine. El auge tecnológico y la Nueva Política Económica de Lenin marcaron la edad dorada del diseño gráfico, donde Rodchenko dejó su poderoso sello. En dos años, Rodchenko y su colaborador, el poeta-publicista Vladimir Maiakovski, hicieron más de 150 diseños para empresas como la aerolínea estatal Dobrolet y los almacenes GUM. Rodchenko no renegó del collage y la fotografía, porque los consideraba reflejo de una realidad fácilmente reproducible para el disfrute masivo. Pero, por ejemplo, los ángulos oblicuos que definen su fotografía fueron criticados por su excesiva influencia occidental.
Al final de los años 20, con Stalin ya aferrado al poder, Rodchenko se encontró en otro callejón sin salida, éste imprevisto. Stalin impuso el "realismo socialista" como único arte revolucionario y Rodchenko vió que había estado haciendo hasta entonces era su única plataforma, sólo que ahora servía para maquillar la brutalidad de los gulags y embellecer acontecimientos deportivos y desfiles en honor del dictador. En estas fotografías Rodchenko transmite una sobrecogedora melancolía.
Rochenko llegó al final de sus días completamente marginado y volvió a pintar cuando no pudo más con la fotografía propagandística. Los cuadros de su última etapa, antes de morir en 1956, no están por desgracia en el MOMA.
Babelia
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