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Reportaje:

La minipatrulla ecológica

Zapatillas cómodas, carpeta bajo el brazo, un bolígrafo que pinte y ojos y oídos muy despiertos. Ésos son los únicos requisitos para enrolarse en los vigilantes de Villaviciosa. Los comportamientos de los adultos que dañan al medio ambiente son los enemigos a batir. La Concejalía de Juventud se ha inventado estas patrullas -de chavales de 5 a 12 años- que salen los sábados por la mañana con varios monitores preparados para fiscalizar el estado del municipio. Ayer le tocó el turno de inspección infantil al conocido Parque de los Patos, junto al castillo de Villaviciosa de Odón. De camino al lugar del encuentro, Víctor y Enrique, los dos veteranos de esta suerte de servicio de protección a la naturaleza en miniatura, ya habían garabateado en sus cuadernos algunas "cosas muy feas". El agente Víctor, de 11 años, se percató de que las bolsas entregadas por el Ayuntamiento a los adultos para recoger las cacas de los perros no se habían usado en la calle Nueva. Convencido de que una multa económica no quitaría el sueño a los mayores, a Víctor se le ocurrió un castigo más mordaz: "Que el dueño que no recoga las cacas de su perro se tire un año entero limpiando la calle Nueva de las cacas de los demás", sentenció. "Bueno, y a lo mejor debía pagar también una multa de 5.000 pesetas", añadió indeciso. En la misma línea punitiva, su compañero Enrique, de 12 años, estaba dispuesto a condenar a los que tiran colillas en el suelo a tres años sin fumar.Una vez en el parque, la decena de vigilantes se topó con un imprevisto: uno de los niños vio tras un seto a un perro moribundo. De inmediato, los tres monitores les impidieron acercarse a tocar al animal. Con una llamada al Servicio Municipal de Recogida de Animales se zanjó el problema, pero la curiosidad de los pequeños propició una espontánea clase básica de veterinaria. "Nuestra misión es concienciar a los chavales sobre cómo debe conservarse el municipio, alertarles ante cualquier peligro y cuidar de que no les ocurra nada cuando vamos por la calle", explica Samantha Fernández, monitora de la expedición. Para evitar sorpresas, el Ayuntamiento tiene contratado un seguro para cada niño, y exige experiencia a los adultos que comandan las excursiones al parque.

Al regreso de cada inspección, los pequeños agentes resumen sus notas, las presentan al Ayuntamiento y las preparan para publicar en su periódico infantil. "Ellos ven que, si denuncian el mal estado de un columpio, a los pocos días ya está arreglado. Ésa es la forma de motivarles", explica el edil de Juventud, Juan Pedro Izquierdo. "Después de cada campaña de concienciación se organizan charlas en los colegios sobre el contenido de cada una", añade el concejal. Así que, en septiembre, se anuncia un simposio sobre Cacas de perro y colillas en las calles de Villaviciosa.

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