El mayor séquito presidencial de EEUU
La corte imperial de Bill Clinton -así la denomina The New York Times- se desplazó anoche desde Xian a Pekín. Jamás en sus seis años en la Casa Blanca había hecho Bill Clinton un viaje tan largo -nueve días- a un país extranjero y jamás ni él ni sus predecesores habían arrastrado un séquito semejante.Son 1.200 personas, entre ellas 100 altos cargos y consejeros políticos y económicos de la Casa Blanca, 200 empleados administrativos, 150 militares, 150 agentes del Servicio Secreto y 375 periodistas. Se desplazan en cuatro aviones de pasajeros encabezados por el Air Force One, a los que siguen o preceden media docena de aviones militares de transporte, que, entre las decenas de toneladas de su carga, incluyen 10 limusinas blindadas.
El diario China Daily subrayó ayer en su primera página el descomunal tamaño de la delegación norteamericana. Y Sandy Berger, el consejero de Seguridad Nacional de Clinton, reconoció que, en prueba de buena voluntad, Pekín se ha mostrado muy tolerante con cosas como el protagonismo del Servicio Secreto, que desplaza en número y agresividad a la seguridad china en los actos en los que está presente Clinton, y la concesión de visados a periodistas, que sólo ha tenido las tres excepciones de los reporteros de Radio Free Asia.
Lecciones de protocolo
Clinton ha tomado lecciones de protocolo chino. Ha acomodado su viaje a los deseos de sus anfitriones: nueve días de estancia, los mismos que Jiang Zemin pasó en EEUU el pasado otoño, y sin escala en Japón. Ha aprendido que no debe cruzar los brazos o ponerlos en jarras delante de sus anfitriones, porque es de mala educación para los chinos; que debe proponer un brindis al tomar cualquier sorbo de una bebida alcohólica, y que debe probar todos los platos que le sirvan. Pero quizá lo más importante es que no debe intentar ver en público a disidentes.Clinton viaja con su esposa Hillary y su hija Chelsea -acompañada ésta de dos amigas-, cuatro ministros -Madeleine Albright (Exteriores), James Rubin (Tesoro), William Daley (Comercio) y Daniel Glickman (Agricultura)-, el consejero de Seguridad Nacional, Sandy Berger, y el portavoz presidencial, Mike McCurry. Hasta se ha traído a la suegra, la madre de Hillary. Sólo faltan el gato Socks y el perro Buddy. Este viaje estaba planeado para el otoño, pero Clinton prefirió adelantarlo cuando estalló el caso Lewinsky con la idea de que quedara reforzada su imagen de presidente.
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