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LA LUCHA CONTRA ETA

El obispo Setién reclama a "todos" los partidos que hagan "algo distinto" para conseguir la paz

El obispo de San Sebastián, José María Setién, instó ayer a "todos" los partidos a "hacer algo distinto" para acabar con la violencia en el País Vasco y "alcanzar la paz". En un mensaje leído en los funerales por el concejal popular de Rentería Manuel Zamarreño, que se oficiaron en la capital guipuzcoana. Setién pidió a ETA que escuche el "clamor de este pueblo" y deje de matar. Cuatro ministros; el candidato socialista a la presidencia, José Borrell; el coordinador general de IU, Julio Anguita, y la plana mayor de los partidos democráticos vascos arroparon todo el día a la viuda y huérfanos de Zamarreño.

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Setién envió al funeral, oficiado por ocho sacerdotes en la parroquia de la Sagrada Familia, un comunicado en el que se preguntaba cuándo será "bastante" la sangre derramada para que "el hastío nacido del dolor nos obligue, a todos, a hacer algo distinto para alcanzar la paz". Añadía su "horror e indignación" por el asesinato, que supone el recrudecimiento de las "estrategias de sangre y aniquilamiento de ETA".Setién agregaba que "la estrategia de la amenaza, el terror y la muerte consumada no es humanamente digna, éticamente tolerable y socialmente eficaz para alcanzar la paz". El obispo advirtió que "poco o nada se adelantará en el camino de la pacificación, si no se quiebra, de una vez, esta dialéctica de muertes", por lo que apeló que "todos" hagan "algo distinto" por la paz.

La pastoral concluía con una llamada a ETA para que atienda al "clamor de este pueblo" y deje de matar, de manera que sea "el mismo pueblo quien construya su futuro por medio de sus legítimos representantes".

Los funerales por Zamarreño se desarrollaron en un clima de serenidad y con abrumadora presencia de representantes políticos. Cuatro miembros del Gobierno (el vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, y los titulares de Interior, Jaime Mayor Oreja; Sanidad, José Manuel Romay Becaria, y Educación, Esperanza Agirre), Borrell, Anguita, el presidente del Congreso, Federico Trillo; el vicelehendakari, Juan José Ibarretxe, cuatro consejeros del Ejecutivo vasco y los principales representantes de los partidos de Euskadi se sumaron al aliento ciudadano que reconfortó a los deudos del edil asesinado.

Horas antes, la viuda de Zamarreño, Marisol Fernández, enterraba a su marido arropada por sus familiares más cercanos, en un escenario atestado de coronas de flores y custodiado por agentes de la Ertzaintza. La viuda no pudo cumplir el deseo de su marido. Zamarreño le había rogado que, si era asesinado por ETA, su familia le despidiese en la intimidad. La capilla ardiente se convirtió hasta las cinco de la tarde en uno de los trayectos más concurridos de la capital donostiarra. Entre quienes acudieron a consolar a la familia estaba el también edil del PP de Rentería José María Trimiño, quien tomó posesión de su cargo el mismo día que Zamarreño. Trimiño se mostró apesadumbrado, pero reiteró que lo único que se puede hacer ante los embates del terrorismo es "seguir adelante".

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El presidente del Gobierno y del PP, José María Aznar, llegó al tanatorio poco antes de las dos de la tarde. Trató de animar al hijo pequeño de Zamarreño, Imanol, de 12 años, quien se deshacía en lloros. Aznar le dijo: "Tu padre era un valiente y tú también tienes que serlo". Según aseguró ayer el presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, Marisol Fernández le confesó que ya sabía que "lo iban a matar". Cuando oyó la explosión "supo que la víctima era su marido".

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