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La central de Chernóbil empieza a funcionar de nuevo tras casi una semana de avería en un reactor

La central nuclear de Chernóbil comenzó nuevamente a dar electricidad ayer después de que se volviera a poner en marcha el reactor número 3 -el único capaz de funcionar por ahora-, que quedó parado el martes pasado. El motivo para detener el reactor, que llevaba sólo un mes funcionando tras nueve meses de reparaciones, fue una fuga en el sistema de refrigeración. El reactor ya funciona a su capacidad normal de 1.000 megavatios.La reapertura de Chernóbil ha sido motivo de preocupación de las organizaciones ecologistas, ya que se teme que se repita la tragedia ocurrida en abril de 1986, cuando explotó el reactor número cuatro.

Hoy éste se encuentra protegido por el llamado sarcófago, que está en condiciones francamente desastrosas y que, según los dirigentes de la central, en cualquier momento puede derrumbarse. La solución sería construir un nuevo sarcófago, pero para ello se necesitan 115.000 millones de pesetas, dinero que Ucrania no tiene. El Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo otorgó el pasado mes de mayo sólo 18.000 millones para que Kiev haga las reparaciones más urgentes del sarcófago.

El compromiso de cerrar definitivamente Chernóbil para el año 2000 no será cumplido por Ucrania a menos que Occidente financie la reestructuración de su sistema energético, lo que significa dar dinero para terminar dos reactores de nuevo tipo en las centrales nucleares de Jmelnitski y Rovno. Esto es necesario para reemplazar la electricidad de la que el país se verá privado con el cierre de Chernóbil. Pero Occidente no está dispuesto a dar los 240.000 millones de pesetas que cuesta terminar esos reactores. En Ucrania funcionan ahora seis centrales nucleares, que generan más del 30% de la electricidad del país. Pero la de Chernóbil representa un peligro especial, debido a los fallos de diseño de sus reactores. Entre los defectos hay uno de consecuencias imprevisibles: en los tubos de refrigeración se producen fisuras, que pueden llevar a fugas radiactivas. Precisamente una fuga de esta clase fue la que obligó a parar el martes el reactor número 3.

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