_
_
_
_
_

Una banda que estafó a cincuenta bancos será juzgada por la Audiencia de Bilbao

Una banda internacional de estafadores que se dedicaba a robar eurocheques [talones nominativos por una cantidad máxima de 25.000 pesetas] en distintos países de Europa y luego falsificaba documentos de identidad para poder cobrarlos será juzgada el próximo otoño por la Audiencia de Bilbao. Los delincuentes -tres uruguayos y dos españoles- llegaron a cobrar 116 cheques en cerca de cincuenta entidades bancarias vascas durante los dos meses que consiguieron actuar hasta su detención por la Ertzaintza en 1994.

Una llamada telefónica efectuada desde el teléfono móvil de un taxista fue la pista que permitió a la Ertzaintza detener a esta red de estafadores desplegada por Europa y que había elegido el País Vasco como centro de operaciones en el verano de 1994. Eran las 11.00 horas del 19 de octubre cuando J. F. C. se dirigió a la sucursal de la BBK en la calle San Ignacio de Durango. Allí presentó tres eurocheques del Banco Espirito Santo e Comercial de Lisboa, expedidos a nombre de Joao Pedro Gil Graca, por un importe de 75.000 pesetas. Como exige la normativa, mostró también una tarjeta de identidad a nombre del falso titular; era una simple fotocopia de un original en blanco, cumplimentado posteriormente con los datos correspondientes y su fotografía. Sin embargo, algo suscitó las sospechas del empleado bancario y se dirigió a comprobar los datos. El estafador no esperó su vuelta; huyó como una exhalación y tomó un taxi. Pidió prestado al conductor su teléfono móvil, marcó el teléfono de sus compinches, hospedados en una pensión de Santurtzi, y les comunicó su temor de haber sido descubierto. Empezaba así el principio del fin de la banda de estafadores. Para entonces, la Policía Autonóma investigaba la existencia de grupos organizados que cobraban eurocheques sustraídos y falsificaban la documentación que las entidades bancarias exigen para realizar el pago. Algunas, como la BBK, ya habían presentado denuncias. Así que los agentes detuvieron al sospechoso y por la memoria del teléfono móvil supieron dónde encontrar al resto de la banda. Sus miembros fueron arrestados cuando circulaban por la autopista A-8 en dirección a Santander. La Fiscalía considera en su escrito de acusación que los detenidos no tienen actividad laboral y les imputa un "delito continuado de falsedad de documento mercantil, de falsificación continuada de documento de identidad y un delito continuado de estafa". Los acusados, según el Ministerio Público en su escrito de acusación, "se dirigían a distintas entidades bancarias en donde presentaban al cobro eurocheques que previamente habían sido sutraídos por personas no identificadas, presentando tarjetas de garantía de eurocheques de los bancos y tarjetas de identidad que previsamente habían sido falsificadas por los acusados o por personas no identificadas relacionadas con los mismos". Por todo ello se pide un total de casi 30 años de cárcel, además de multas por cerca de tres millones de pesetas. En medios judiciales se tiene la sospecha de que algunos de los cinco acusados no llegarán a sentarse en el banquillo por haberse dado a la fuga, ya que se encuentran en libertad bajo fianza. En dichos medios se ha destacado la peligrosidad de los procesados que en el momento de las detenciones llegaron a incurrir en amenazas hacia los propios abogados de oficio que les asistieron. Los acusados son E. L. G., de 36 años; J.F.C.S., de 46; J.D.C., de 30; S.G.E., de 45, y V.C.C. de 55 años; los tres últimos de nacionalidad uruguaya. Asimismo, tres de los acusados tienen antecedentes penales por los mismos delitos por los que serán juzgados por la Audiencia de Bilbao. La banda llegó a cobrar eurocheques del Banco Portugués Do Atlántico; del Spar-Casse-Bank belga; del Banque Bruxelles Lambert; de la Unión de Banques Suisses y del BBL Bank Brussel Lambert, entre un número ingente de entidades que reseña la Fiscalía. Para realizar las falsificaciones de documentos de identidad, una vez sustraídos los cheques, los acusados disponían de maletines con guillotinas, fundas para plastificar, tiras de letras, símbolos transferibles, bisturíes y un centenar de tarjetas de identidad portuguesas, alemanas y uruguayas entre otro material.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_