_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Tigres de papel

A CUATRO meses de las elecciones vascas, las principales fuerzas políticas amagan con desmarques espectaculares. El PNV desafía a socialistas y populares con la hipótesis de una mayoría nacionalista que incluya a HB; los socialistas, por su parte, amenazan con romper el tripartito que gobierna en casi todas las instituciones vascas si el PNV persiste en su acercamiento al mundo de HB. Son movimientos más teóricos que reales: tigres de papel. Pero que sirven para que ese mundo pueda alardear de haber quebrado la política de aislamiento acordada por las fuerzas democráticas tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco.Este pasado fin de semana, el PNV y EA han participado en un foro de debate sobre el proceso de paz de Irlanda del Norte organizado por HB para demostrar que no necesita modificar su actitud ante ETA para ser readmitida en la familia nacionalista. Al mismo tiempo, el PNV y EA han unido sus votos a los de HB en el Parlamento de Vitoria en varias votaciones polémicas. Desde el nacionalismo democrático se argumenta que es HB la que se ha movido porque antes no participaba en el Parlamento. Pero documentos internos de la coordinadora KAS iluminan esos movimientos como una estrategia de frente nacional en la «micropolítica» (sic) complementaria de acciones «selectivas» destinadas a «poner al Estado contra las cuerdas». Es decir, de los asesinatos de concejales del PP. Es bastante discutible que, en esas condiciones, tender puentes hacia HB pueda tener efectos pacificadores.

La unidad nacionalista (con el incoherente refuerzo de IU) se presenta como posible alternativa a la fórmula de gobierno que ha venido funcionando desde hace 12 años: alianza del nacionalismo democrático (PNV o PNV-EA) con una formación no nacionalista (hasta ahora, el PSOE). Es la respuesta a la advertencia del PP y el PSOE de que en adelante condicionarán cualquier acuerdo poselectoral a una actitud más clara del nacionalismo democrático respecto al no democrático.

Seguramente se trata de movimientos preelectorales, en el terreno de la imagen. Si se propone romper el tripartito, es algo tarde: las elecciones son en octubre, y en medio está el verano. El PNV lleva años ofreciendo sólidos pretextos de ruptura a los socialistas; sin embargo, siempre que han amagado con hacerlo se han detenido un centímetro antes de la raya. El PNV, un partido con gran experiencia clientelista, sabe que nadie renuncia a compartir poder, si puede evitarlo. Uno de los argumentos para no pasar de las palabras a los hechos ha sido la convicción de los socialistas de que si ellos se iban (en protesta por la deriva radical del PNV), su lugar lo ocuparía sin problemas el PP. Ahora parece existir un acuerdo implícito entre el PP y el PSOE para elevar el listón de exigencia, y de ahí los movimientos de acercamiento del PNV (y EA) a HB. El mensaje tácito es que, si les seguían presionando, no tendrían más remedio que ir a una fórmula de unidad nacionalista, caiga quien caiga.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pero también es un tigre de papel, porque si tal cosa ocurriera, el nacionalismo perdería el voto moderado, y con él, la mayoría. De hecho, un sondeo publicado este fin de semana augura que, por primera vez en unas autonómicas, los partidos no nacionalistas podrían superar en escaños a los nacionalistas. Otros sondeos ofrecen resultados más continuistas, pero en todos se observa una menor distancia entre los dos bloques. De ahí que, junto a los gestos de acercamiento a HB, el nuevo candidato del PNV, Juan José Ibarretxe, se esfuerce por acreditar la imagen de un nacionalismo «abierto, amable y tolerante». No es seguro, sin embargo, que el PNV pueda seguir combinando ambos mensajes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_