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LA DIPLOMACIA DEL FÚTBOL

Clinton envía un mensaje de reconciliación durante el partido EE UU-Irán

Estados Unidos incorporó ayer una nueva fórmula a su jerga política: soccer diplomacy , la diplomacia del fútbol. Bill Clinton, que no es un entusiasta del balompié, aprovechó el encuentro en Lyón entre las selecciones de EE UU e Irán para realizar un gesto sin precedentes: enviar un mensaje televisado de reconciliación a los pueblos de los dos países.

El presidente norteamericano expresó su deseo de que el partido de ayer «pueda ser otro paso hacia el final del desencuentro entre nuestras naciones».El corto mensaje, grabado previamente, fue difundido en EE UU en el transcurso del partido por las dos cadenas de televisión que lo retransmitieron en directo: la angloparlante ABC y la hispanoparlante Univisión. Clinton saludó a los jugadores de las dos selecciones, citó como modelo de relaciones el espíritu deportivo del juego limpio e instó a los dos países a terminar con dos décadas de enfrentamiento.

Madeleine Albright también usó ayer la soccer diplomacy. Antes del comienzo del partido concedió una entrevista a la cadena NBC en la que reconoció que Irán tiene razones para estar resentido con EE UU. Pero precisó que Washington no está dispuesto a pedir excusas por el pasado.

«Es muy importante respetar al nuevo líder elegido hace un año por un el pueblo iraní, el presidente Jatamí», dijo Albright. «Está respondiendo al deseo de cambio y apertura de una larga proporción del pueblo iraní. Los votantes dijeron que quieren ser parte del mundo. Ahora tenemos que ver qué podemos hacer para conseguir la normalización».

Las autoridades norteamericanas habían no sólo autorizado, sino instado, a los jugadores de su selección a saludar a los iraníes al comienzo del encuentro de Lyón e intercambiar camisetas a su término. «Pero no nos han pedido que perdamos, así que vamos a por los tres puntos», comentó con humor Alexi Lalas, el jugador más popular del equipo norteamericano. La FIFA se sumó al espíritu diplomático de la jornada escogiendo expresamente a un suizo como árbitro.

Clinton dijo en su mensaje televisado que él y Jatamí coinciden en buscar un incremento de los intercambios personales entre EE UU e Irán. El pasado jueves, el presidente norteamericano había reconocido que existe «un cambio en una dirección positiva» en Irán y había instado a una «auténtica reconciliación» entre los dos países.

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Thomas Dooley, el capitán, reconoció el sábado que el equipo norteamericano iba a salir ayer a la cancha con «mucha más presión» que la que tuvo en su anterior encuentro en el Mundial, el perdido frente a Alemania. Pero Dooley rechazó que esa presión fuera política.

Los jugadores norteamericanos subrayaron que ellos tenían diez años o incluso menos cuando la crisis de los rehenes de la embajada norteamericana en Teherán, que siguió en 1979 al triunfo de la revolución islámica del imam Jomeini y el derrocamiento del sha, considerado el gendarme de EE UU en el Golfo Pérsico. «La verdad es que no me acuerdo mucho de todo aquello», dijo el jugador Ernie Stewart.

El siguiente encuentro en el Mundial del equipo de EE UU, contra Yugoslavia, también tendrá carga política. Washington sostiene ahora un duro pulso con Belgrado a propósito del conflicto de Kosovo.

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