_
_
_
_

Irán debate por primera vez sobre derechos humanos

Ángeles Espinosa

El último número de la revista mensual Irán- e Fardá (El Irán del Mañana) incluye un suplemento especial de 20 páginas sobre los derechos humanos en la República Islámica. Es tal vez el paso más atrevido desde la denuncia de torturas por parte del alcalde de Teherán, el moderado Golamhusein Karbachí, que actualmente se sienta ante el tribunal que le juzga por malversación de fondos. La sola alusión al asunto era impensable hasta hace bien poco. Hoy, las autoridades iraníes parecen dispuestas a abordar el problema y a solucionarlo.

«Sabemos que (el presidente Mohamed) Jatamí y sus colegas desean mejorar la situación de los derechos humanos, pero se enfrentan a una oposición muy fuerte», manifiesta a EL PAÍS el director de Irán-e Fardá, Esatolá Sajaví. Este respetado intelectual demócrata asegura no haber recibido ninguna amenaza a raíz del informe, pero las oficinas de la revista han sido objeto de agresiones en ocasiones anteriores y él mismo tuvo que comparecer ante un tribunal hace unos meses por la denuncia de un ayatolá.Aunque carece de cifras, Sajaví confirma las informaciones diplomáticas sobre un descenso de las ejecuciones por motivos políticos. «Dos o tres sentencias de muerte ya ratificadas por el Tribunal Supremo van a ser revisadas, y eso es un signo esperanzador», manifiesta. En cuanto a los signos negativos, señala el intento de cerrar el diario Yameá, la moción de censura contra el ministro de Interior o el propio juicio a Karbachí. Admite, no obstante, que «el espacio político es mucho mayor que hace un año».

«Conozco miles de casos de errores judiciales... Se violan los derechos de los individuos, y no en todos los casos es culpable la Administración de justicia», reconocía recientemente en una entrevista Said Rayaei Jorasaní, profesor de Filosofía y Misticismo en la Universidad Shahid Beheshti y fundador de una comisión de derechos humanos en el anterior Parlamento que ha desaparecido tras su salida.

«He oído algo que rezo para que sea una mentira», se atrevió a decir este profesor. «He oído que a algunos de los detenidos se les mantiene en la sección de enfermos mentales de forma que, si dicen algo sobre las injusticias que se cometen contra ellos, se pueda decir que están locos». Jorasaní, que citó como fuente a «gente que ha salido de la cárcel», se refería así al hecho de que hasta ahora hubiera pocas noticias respecto a una práctica en principio prohibida por las leyes iraníes.

Irán sigue rechazando las acusaciones de violación de derechos humanos de Amnistía Internacional y Naciones Unidas. Sin embargo, en su último informe del pasado abril, la ONU señalaba que, «a pesar de las fatwas, las lapidaciones y la intolerancia religiosa», la situación está mejorando. El informe reconocía también la voluntad de cambio. Incluso la alta comisaria para los Derechos Humanos, Mary Robinson, destacó tras su visita a Irán la posibilidad «de discutir temas que no habría sido posible abordar antes».

Jatamí ha creado un organismo constitucional para vigilar el respeto de los derechos humanos, y la presión pública ha obligado al conservador jefe del poder judicial, Mohamed Yazdi, a firmar una circular prohibiendo la detención sin juicio.

Este novísimo debate ha sido alentado por las denuncias de Karbachí, el alcalde de Teherán. Primero desde su periódico Hamchajri (Ciudadano) y la semana pasada ante el juez, Karbachí se ha quejado de que las confesiones contra él de sus tenientes de alcalde fueron obtenidas con presiones intolerables y torturas. La mayoría de los responsables de los 20 distritos de la capital han estado en prisión preventiva con anterioridad al encarcelamiento del alcalde el pasado abril. Todos ellos denunciaron las condiciones de detención.

«Creen que todos los acusados son individuos asustados y temblorosos que pueden ser intimidados. O tal vez están preparando las condiciones para que a nadie se le ocurra defenderse o defender el honor y los valores de la revolución», afirmaba hace una semana el diario propiedad del alcalde en un editorial.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_