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La imposición de doblar películas al catalán causa una tormenta política

El proyecto del Gobierno catalán de aprobar un decreto que obliga a doblar las películas más taquilleras al catalán y exhibir un porcentaje mínimo de forma obligatoria en este idioma, so pena de multas e incluso del cierre de la sala, ha causado una tormenta política de la que no ha permanecido al margen ningún partido. Jordi Pujol salió ayer en defensa del decreto con un ataque a los socialistas y a los populares, a los que acusó de negar al catalán lo que en la ley de protección al cine de 1994 y los decretos de 1997 se reconoce al castellano. Lo cierto es que la ley de 1994 no usa ni una sola vez la expresión "castellano". En su lugar habla siempre de las lenguas españolas oficiales. La ley buscaba equiparar el cine europeo al español.Pere Esteve, secretario general de CDC, insinuó que la ministra de Cultura, Esperanza Aguirre, que ha criticado el proyecto, debería dimitir o cambiar el nombre a su ministerio y llamarlo de "Cultura Castellana". El dirigente de Convergència, que mantiene de antiguo malas relaciones con el consejero catalán de Cultura, Joan Maria Pujals, autor del proyecto de decreto, aseguró ayer que se enteró de todo por la prensa e hizo un llamamiento al diálogo.

Un diálogo que los socialistas reclaman desde el primer momento. Narcís Serra recordó ayer que el PSC apoyó la ley, pero a cambio de participar en su desarrollo, y anunció que, si el Ejecutivo de Pujol persiste en medidas unilaterales, darán por roto el acuerdo. El PP, en otras ocasiones serio opositor en estos temas, ha preferido no aumentar la tensión con sus socios en el Gobierno central y disparar contra el PSC en vez de hacerlo contra CiU. Desde la izquierda, Rafael Ribó (IC) pidió ayer cordura y que pare la demagogia. Pujol estaba especialmente molesto con el director de Els Joglars, Albert Boadella, quien dijo de él que actúa como Franco. "Es mejor no hacer bromas y abordar el asunto de fondo: si los catalanes pueden ver o no cine en catalán en igualdad de condiciones que el castellano", concluyó Ribó.

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