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CRISIS EN ASTURIAS

El PP aduce que el presidente se ha enfrentado a todo tipo de colectivos

La política asturiana, al menos la protagonizada por los principales cargos institucionales y los más relevantes dirigentes del Partido Popular, es como un campo de minas. Casi todo vale y todo puede ocurrir por sorpresa. Cada situación es estudiada por el contrincante, hasta hace unos días compañero, para buscarle las vueltas y convertirla en un un instrumento de ataque. Es también el mercado de los dossieres, de las acusaciones veladas, de los rumores y los trapos sucios.Hasta hace apenas unos días, para la dirección del Partido Popular no había crisis en Asturias y todo se achacaba a una serie de pequeños desencuentros y a un defecto de coordinación porque la maquinaria no estaba suficientemente "engrasada". Esa misma dirección del PP, tanto regional como nacional, filtra ahora a los medios de comunicación sus respectivos informes sobre cómo surgió, cuándo se desató, por qué y quién provocó esta crisis. Tratan de sostener ahora que no hay una sola causa, una espoleta. Dicen que todo surgió cuando el presidente Sergio Marqués fue nominado por sólo una parte del partido; que se vislumbraron los problemas en cuanto tomó posesión del cargo y que la comprobación llegó con los constantes desaires al aparato local del PP.

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El presidente regional del partido, Isidro Fernández Rozada, senador y anterior candidato autonómico, es el brazo ejecutor de Álvarez Cascos en esta batalla. Rozada distribuyó el miércoles a los periodistas media docena de voluminosos documentos con todos los desencuentros políticos -reflejados en centenares de artículos en los diarios asturianos- que el Gobierno de Marqués ha provocado en la legislatura con todo tipo de colectivos sociales, políticos, institucionales y hasta con el obispado. Rozada entiende que así se podría explicar para quien no lo comprende qué es lo que sucede en Asturias.

El PP ha elaborado también un resumen del conflicto en siete folios, donde construye una teoría sobre cómo Marqués pretendió y consumó desde el primer momento una conspiración para alejarse y aislarse de los dictados del partido. Uno de los ejemplos que se aportan para demostrarlo es que no facilitó la toma de posesión de miembros del PP entre los cargos de designación política en la Caja de Asturias. Marqués arguye que con su minoría parlamentaria cualquier maniobra de ese signo podría desestabilizar la Caja.

El actual director general de esa entidad, Manuel Menéndez, es el mismo que cuando gobernaba en Asturias el PSOE. Esa continuidad ha disgustado mucho al aparato regional del PP y al diputado fugado de IU, Antón Saavedra, que con su voto permite gobernar a Marqués. Saavedra, enemigo de los anteriores ejecutivos socialistas, pactó el año pasado los presupuestos regionales a cambio de que Sergio Marqués abriese una investigación en Caja de Asturias sobre la gestión de los representantes socialistas.

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