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"Lorca & roll"

En el año del centenario de su nacimiento, raro es el día en que no se celebra un homenaje a Federico García Lorca. Cada uno de ellos, con cargo a presupuestos oficiales y, muchos, propiciados por personas que, de haber vivido el poeta, jamás se hubieran atrevido a reconocer su valía y obra. Por eso es de destacar las jornadas que empezaron a celebrarse anoche, y hasta el 23 de junio, en La Boca del Lobo, el conocido antro de rockeros patilludos y otras gentes de mal vivir situado en la calle Echegaray. Un ambiente que posiblemente habría fascinado al Lorca más bohemio e inquieto, el mismo que recorría los humeantes clubes de jazz neoyorquinos, los colmaos flamencos y los tugurios del malecón de La Habana vieja. El que se juntó con maricas y meretrices, por mucho que ahora le duela a algún premio Nobel, y que por su mente abierta y tolerante fue condenado a muerte.Paco Clavel, carnaval perpetuo pero un poco más discreto que en otras ocasiones, lo dijo anoche al presentar estas jornadas: "Ahora todo el mundo se apunta, pero Lorca fue denostado hasta que se lo cargaron. Esta semana es un homenaje del out- sider para la gran estrella de la poesía mundial". David San Martino, ataviado de pícaro, recreó después de Clavel unas aleluyas de ciego sobre la biografía de Federico ayudado por Mohamed El Sayed, que ejerció de lazarillo, sobre un texto de Antonio Rodrigo y dibujos de Gayo. Esta primera velada de las siete que La Boca dedicará a Lorca se remató con una actuación de Los Fideos, un grupo madrileño de rock y blues donde milita un sobrino del poeta. Lo que Lorca se perdió, fue el nombre dado a su concierto, en alusión a los géneros que ellos interpretan y que Lorca nunca llegó a conocer. Antonio Bartrina, cantante del grupo tangero del foro Malevaje, recitó antes el Romance de la Guardia Civil española, acompañado de la guitarra de Román Martín. Un vídeo de ocho minutos repasó el pensamiento de García Lorca sobre imágenes de textos manuscritos del poeta.

Hoy jueves, será el cantaor palentino, Enrique Lozano El Pescao, el encargado de la actuación musical, pero el teatro irrumpe con la representación de la última escena de La casa de Bernarda Alba, interpretada por la actriz Carmen Tejedera. El local está decorado para la ocasión. Una exposición con fotos y fragmentos de sus obras recorre el recinto y, en letras bien grandes, en el techo puede leerse lo que Federico García Lorca dejó escrito: "Sabed que no he muerto, que hay un establo de oro en mis labios". Más teatro, proyecciones y actuaciones, y hasta títeres, se darán cita hasta el próximo martes en este pequeño local.

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