El fiscal y Pérez Escolar se enfrentan por la veracidad del contrato de La Esquina del Bernabéu

El ex consejero de Banesto, Rafael Pérez Escolar, declaró ayer que su participación en la operación La Esquina del Bernabéu, calificada como presunta estafa, remuneró unos servicios de asesoramiento que dio al empresario Carlos García Pardo en su negociación de un contrato con el Real Madrid para explotar un centro comercial. El acusado aportó un documento de marzo de 1990, pero el fiscal dijo que no era un contrato e hizo leer a Pérez Escolar un documento de 1989 aportado por la Agencia Tributaria y una cláusula de 1991 que no hace referencia al documento aportado por Pérez Escolar.

Pérez Escolar tomó asiento y apoyó un maletín de cuero marrón claro repleto de papeles. Tras enunciar el presidente, Siro García, sus derechos, el acusado dijo que contestaría a todas las preguntas aunque le resultaría penoso hacerlo en un caso. Se refería a la acusación de Banesto. El fiscal Luis López Sanz procedió al rito de preguntar al acusado por su experiencia en banca. Pérez Escolar respondió a la pregunta con una explicación de una hora."Entré en el banco el 28 de diciembre de 1943 y me echaron el 28 de diciembre de 1993. Cincuenta años, toda una vida, más que una vida", dijo.

El fiscal Luis López Sanz, un hombre tranquilo, comenzó, tras el préambulo de varias horas, por la primera de las operaciones. Á través de una sociedad vinculada, San Antón del Espino, Pérez Escolar ganó 178 millones de pesetas al vender un 4,5% de su "cuenta de participación" en La Esquina del Bernabéu-Centro Comercial Concha Espina, en 1991, a la Corporación Industrial Banesto. Pérez Escolar era miembro entonces del consejo de Banesto, del consejo y de la comisión ejecutiva de la Corporación, que decidió adquirir un 49% en la citada operación.

Pèrez Escolar dijo que García Pardo le había pagado sus servicios profesionales con un 19%. "Los García Pardo eran personas muy hábiles en no pagar honorarios y ofrecían cuentas de participación por los trabajos jurídicos realizados", explicó. Pérez Escolar aportó un documento, que según explicó era el contrato definitivo, en el que se le reconocían los servicios profesionales asignándole un 19% del Centro Comercial Concha Espina. Luego ese 19% se redujo al 9,5% por voluntad propia. El 9,.5% restante se le asignó, dijo, a Inversiones Sanfergo. "Luego he sabido que estaba vinculada a Fernando Garro", dijo.

El fiscal le dijo que el documento era más una oferta de García Pardo que un contrato. Y le preguntó si tenía conocimiento de un contrato de 12 de julio de 1989 aportado por la Agencia Tributaria. Pérez Escolar dijo que podía haber un borrador. El fiscal quiso mayor precisión. "No sé si puede haber una ilegalidad en que la Agencia Tributaria aporte un documento que nadie le ha pedido. Pero yo no lo he impugnado, que se sepa todo hasta la raíz", dijo el acusado. El fiscal pidió que se le enseñase el documento. Pérez Escolar lo leyó. Y dijo que era lo mismo que el contrato que él aportó.

El fiscal le señaló que allí no se hacía referencia a servicios profesionales. Agregó que, además, había una cláusula de 4 de febrero de 1991, y que ésta no mencionaba el documento de 1 de marzo de 1990, aportado por el acusado, sino al de 12 de julio de 1989. El fiscal preguntó si no era más cierto que era socio de García Pardo en el negocio del Centro Comercial. Pérez Escolar lo negó.

-Si usted dice que el contrato que ha aportado perfeccionaba el primero, de julio de 1989 ¿por qué esta cláusula adicional de febrero de 1991 se refiere al contrato de julio de 1989 y no dice nada del de marzo de 1990?

-Mire usted, no había caído en ello. Existe un contrato que es el que define la relación, el contrato actual que he aportado.

-¿Hubo alguna razón por la que usted no aportó este contrato?

-La razón es que yo aporté el contrato vigente.