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España propone un cambio radical en el sistema de financiación de la UE

Xavier Vidal-Folch

España propone imprimir un cambio radical al sistema de recursos propios con el que se financia el presupuesto de la Unión Europea. El Gobierno ha planteado a los Quince establecer un quinto recurso basado en la progresividad -que paguen mucho más los países más ricos-, para contrarrestar el intento de la banda de los cuatro (Alemania, Holanda, Austria y Suecia) de reducir sus aportaciones. El énfasis y detalle de su propuesta completa depende de cómo evolucione la batalla financiera de la UE, que mañana tendrá un hito en la cumbre de la ciudad galesa de Cardiff.

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La propuesta fue enunciada muy suave y genéricamente al último Consejo de Ministros de Economía, Ecofin, el pasado 5 de junio. El vicepresidente y ministro de Economía español, Rodrigo Rato, apuntó la conveniencia de establecer un recurso que incorpore el principio de progresividad. No avanzó un milímetro más. Pero el proyecto está ya muy ultimado.Se trata de crear un quinto recurso que complete las aportaciones de cada Estado miembro en función de la riqueza relativa de cada uno, medida en términos de producto interior bruto (PIB) per cápita, "ponderado" mediante la paridad de poder adquisitivo y modulado en distintos porcentajes el PIB comunitario promedio, indican altas fuentes del Ministerio de Economía y Hacienda. La propuesta tiene encaje jurídico en el Tratado, añaden.

El artículo dos incluye, como objetivos comunitarios, la cohesión económica y social y la solidaridad entre los Estados miembros. Además, tiene la virtud de exportar al sistema de recursos propios de la UE el principio de progresividad, presente en la mayoría de ordenamientos tributarios de los Quince. Además, se contempló como hipótesis en la última reforma del sistema, en época de Jacques Delors, a iniciativa del Gobierno español del momento.

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La fórmula española supondría un cambio radical en la financiación comunitaria, porque los actuales cuatro recursos con que se financia el presupuesto se inspiran como máximo en el principio de proporcionalidad. Los dos primeros son muy comunitarios: las exacciones reguladoras agrícolas (derechos sobre importaciones agrícolas de terceros países para compensar el mayor precio de estos productos en Europa) y los derechos de aduana, percibidos como consecuencia de la tarifa exterior común.El tercer recurso es un 1,4% sobre la base imponible del IVA, mayorada por la deducción del importe bruto de la compensación a favor del Reino Unido o cheque británico. El cuarto, el más moderno, surge de aplicar un tipo universal uniforme al producto nacional bruto (PNB), de todos los miembros, el 0,319% en 1996.

Mediante este sistema, los países con economías más potentes contribuyen más, al aplicárseles un mismo porcentaje para volúmenes económicos mayores. Pero no es un sistema fiscalmente progresivo, pues no toma en cuenta la población.

España ha examinado varias alternativas: utilizar el PIB o el PNB; sustituir el tercer y cuarto recursos por uno nuevo o bien añadirles un quinto; ponderar el producto con uno u otro criterio. Se ha decantado por el PIB per cápita y por mantener los cuatro recursos actuales, completándolos con un quinto, progresivo.

La aplicación de esta fórmula sobre datos de 1997 implicaría que la contribución bruta española al presupuesto común se redujese un 0,12% del PNB, mientras que la de Alemania aumentaría en un 0,03%. Junto a España, otros países beneficiados serían Finlandia, Suecia, Reino Unido, Portugal y Grecia. El resto, pagaría más. Si, además, se eliminase el cheque británico, cuya carga se reparte entre los restantes 14 Estados miembros, la reducción adicional para España sería del 0,06%, y la de Alemania, del 0,03%. Con ello, Alemania mantendría su actual situación.

Pero el Gobierno todavía no ha decidido qué grado de fuerza política aplicar a esta propuesta. Como mínimo, pretende influir en el informe sobre el sistema de recursos propios que la Comisión prepara para otoño. Sobre él ya planea la pretensión de la banda de los cuatro de reducir sus aportaciones, mediante topes a sus contribuciones brutas o con un mecanismo corrector de devolución (el justo retorno, que Bruselas critica) en función de la relación entre lo que cada uno aporta y las transferencias que recibe.

En los próximos días, España optará por imprimir un perfil suave a su propuesta, buscando el consenso. O por una posición más dura, planteando un enfrentamiento con las tesis del alemán Theo Waigel, para conseguir al menos un empate.

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