Acusaciones de ida y vuelta

Cuando José Luis Marcos Merino conoció ayer la sentencia de la Audiencia Provincial de Álava que le exculpa de los cargos que se le imputaban sintió unas ganas irreprimibles de hablar. Pero se contuvo. Tanto él como la cúpula socialista prefirió esperar y analizar a fondo la sentencia antes de hacer comentarios. Sólo el secretario general alavés y portavoz parlamentario del PSE, Fernando Buesa, exigió la rectificación a todos aquellos que lanzaron "insidias" contra su partido y el acusado. José Luis Marcos Merino es responsable de Política Industrial de la Ejecutiva del PSE desde el congreso del pasado octubre. Desde que estalló el caso Osakidetza en 1990 y comenzó la investigación, la situación procesal del dirigente socialista ha cambiado varias veces. En 1990, Merino era vicesecretario general del PSE y diputado en el Congreso por Vizcaya. Siempre ha sostenido que su relación con la empresa que revisó los exámenes era profesional, ya que se trataba de una compañía en crisis y él prestaba asesoramiento a este tipo de sociedades. Pero el juez instructor apreció en esa relación "indicios serios" de la posible participación de Merino en el fraude. La aparición de estas sospechas le hizo dimitir de sus cargos en el partido. En dos ocasiones, en abril de 1994 y en junio de 1995, el Tribunal Supremo asumió las diligencias por su condición de aforado. En ambos casos no apreció indicios de su implicación, por lo que la ejecutiva del PSE le reintegró en su seno, aunque el proceso judicial seguía su curso. Al final, la juez que tomó el relevo en la instrucción mantuvo las imputaciones y Marcos Merino tuvo que sentarse el pasado enero en el banquillo. Antes incluso de concluir la vista, la fiscal retiró las acusaciones contra él y sólo LAB las mantuvo.