El nuevo dirigente militar de Nigeria promete devolver el poder a los civiles en octubre
El general Abdulsalam Abubakar se convirtió ayer en el noveno dirigente militar de Nigeria, al suceder al fallecido dictador Sani Abacha, muerto el lunes de un ataque al corazón. Toda la expectación está puesta ya en los pasos que dé este militar de 55 años que nunca ha ejercido un cargo político, y que ayer prometió mantener el plan de Abacha de restaurar el poder civil el próximo 1 de octubre. Una promesa de democratización que el dictador hizo numerosas veces, tantas como incumplió. La oposición desconfía, y convocó a la población a salir el viernes a la calle para exigir la democracia.
El nuevo presidente anunció en su mensaje a la nación que mantendrá el programa de transición iniciado por su predecesor, y apeló a los nigerianos del exilio a regresar al país para participar en el proceso de «reconstrucción, reconciliación y conclusión del programa de transición», informa France Presse. Abubakar pidió «comprensión y cooperación» a la comunidad internacional.Un alto responsable del Ejército del Aire, Isaac Alfa, declaró ayer que la fecha fijada por el general Abacha para la restauración del poder civil sigue vigente a pesar del cambio de liderazgo. «Nos hemos dado cuenta de que hay algunos problemas en las fechas para las elecciones presidenciales. Pero, sea cual sea la decisión sobre la fecha esto no afectará al traspaso del 1 de octubre».
Abacha había convocado para el 1 de agosto unas elecciones presidenciales en las que él era el único candidato. Ayer, Abubakar describió su nombramiento como un desafío personal. «Todos debemos poner manos a la obra para hacer avanzar a la nación», declaró, al tiempo que anunciaba un luto nacional de siete días por Abacha. Abubakar es un discreto militar de carrera que llegó a jefe de Estado Mayor, pero que nunca ha desempeñado altos cargos políticos. En su discurso no mencionó las elecciones presidenciales de agosto. Los militares de Nigeria han repetido muchas veces las promesas de restauración del poder democrático en este país de 104 millones de habitantes y quinto exportador de petróleo del mundo. Pero siempre han retrasado el traspaso.
La muerte de Abacha ha aumentado hasta el extremo la incertidumbre sobre Nigeria. Las grandes potencias y la oposición apelaron al nuevo dirigente a dar una oportunidad a la democracia en la antigua colonia británica, regida por militares durante toda su historia desde la independencia, en 1960, excepto durante diez años.
«No aceptaremos vino viejo en odres nuevos, por muy sedientos que estemos de cambios», declaró el grupo de la oposición Acción Unida por la Democracia desde Lagos, la mayor ciudad del país. «Estamos muy satisfechos al ver que los nigerianos han reaccionado con calma a la muerte de Abacha. Y creemos que es muy importante que Nigeria avance hacia la transición al poder civil, a las elecciones democráticas, tal y como Nigeria se ha comprometido a hacer para el mes de octubre», declaró un portavoz de la Casa Blanca.
Abubakar toma el poder en medio de graves tensiones sociales en Nigeria y una fuerte presión económica, que los analistas achacan a los años de uso inadecuado de los ingresos por el petróleo y a una falta de comprensión de las prioridades de inversión. La industria petrolera de Nigeria, que proporciona más del 90% de los ingresos por exportación, adolece de falta de fondos y de una enorme maraña burocrática. En el país faltan petróleo, energía, medios de transporte y comunicación. Sin hablar de educación o salud. La preocupación por el futuro de Nigeria ha costado ya a la moneda, el naira, más del 14% de su valor frente al dólar.
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