Aznar considera políticamente amortizado el "caso Marey" y ve positivo el juicio
El Gobierno no hará ninguna excepción en la concesión de indultos ante una posible condena de los procesados por el secuestro de Segundo Marey, un caso que dio por políticamente amortizado, tras haber perjudicado electoralmente al PSOE. Ése el análisis que sobre el caso GAL realizó el lunes por la noche en Miami el presidente del Gobierno, José María Aznar, en una conversación informal con los periodistas que le acompañan en su viaje a EEUU. Ayer, en Miami, Aznar expresó su deseo de que Cuba recupere " la libertad perdida". "Espero y deseo que, a mis amigos cubanos, la libertad que perdieron hace tanto la recuperen lo más rápidamente posible", aseguró el presidente.
La celebración del juicio a la cúpula socialista del Ministerio del Interior es, para Aznar, positiva, pues demuestra el buen funcionamiento del Estado de Derecho. Lo preocupante sería, en su opinión, que la justicia no actuase ante una ilegalidad.Entre la prensa española que acompaña al presidente nadie espera a que haya sentencia. Las preguntas dan por hecha la condena de los acusados en el juicio por el caso Marey y plantean la posibilidad de indultos. Aznar entra al juego de las hipótesis. Su mensaje es que los políticos no deben esperar un trato preferente si son condenados por los tribunales y que el Ejecutivo estudiará las peticiones cuando se planteen, una por una. No se habló, en cambio, de una eventual medida de gracia para Amedo, tan comentada en el propio juicio.
La charla con los periodistas, en un restaurante español de Miami, quería ser un resumen de su gira de tres días por Viena, Nueva York y Miami, pero derivó inmediatamente hacia asuntos de política interior. El jefe del Gobierno procuró evitar cualquier roce dialéctico con Jordi Pujol, con el que se reunirá en las próximas semanas, y restó importancia a las invectivas del presidente catalán contra el vicepresidente Rodrigo Rato.
Más explícito fue respecto a sus aliados del PNV, de los que dijo que le gustaría que estuvieran más nítidamente del lado de los demócratas frente a ETA y HB. Aunque los sondeos no auguran cambios importantes en la composición del Parlamento Vasco tras las elecciones de octubre próximo, Aznar aseguró estar convencido de que se impondrá el creciente rechazo social a la violencia.
Sí se mostró escéptico con el resultado de las encuestas -según las cuales, el PP no consigue distanciarse del PSOE en intención de voto- y dijo confiar en que su lluvia fina acabará calando en la opinión pública.
Respecto a las escuchas descubiertas en la sede de HB de Vitoria, se manifestó poco proclive a facilitar a la juez datos operativos sobre el servicio secreto. Lo que sí anunció es la próxima presentación de una norma de control y garantías de las actividades del Cesid, que les dé cobertura legal, sin la ambición legislativa de la ley de secretos oficiales que el Gobierno se vio obligado a retirar al comienzo de la legislatura.
Cuba no podía estar ausente de una conversación mantenida en Miami, aunque el presidente procuró evitar cualquier frase estridente. Aznar acababa de saludar, en la recepción del consulado español, a algunas personalidades del exilio cubano como Jorge Mas Santos, hijo del difunto Mas Canosa, fundador de la Fundación Nacional Cubano Americana, José Hernández, que dirige ahora la fundación, José Ignacio Rasco y Eloy Gutiérrez Menoyo, entre otros.
Ayer, ante un nutrido grupo de empresarios españoles y cubanos, Aznar expresó su deseo de que Cuba recupere "lo más rápidamente posible" la "libertad perdida". La referencia a Cuba no estaba incluida en el texto del discurso oficial distribuido a la prensa y es una concesión al exilio cubano con el que Aznar mantiene excelentes relaciones desde hace años. "La libertad es uno de los dones más preciados que el cielo nos ha dado", dijo Aznar, citando al Quijote en su diálogo con Sancho y añadió: "Espero y deseo que a mis amigos cubanos la libertad que perdieron hace tanto la recuperen lo más rápidamente posible".
Sobre la reciente escala en La Habana del buque escuela de la Armada española, Juan Sebastián de Elcano, le quitó carga política y aseguró desconocer que esa visita se hubiera hecho a petición del Rey.
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