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Las familias afectadas por la anorexia reclaman un plan nacional

El presidente de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), Jaume Pagés, reclamó ayer, en nombre de los familiares, la creación de un plan sanitario nacional contra esta enfermedad. Pagés la calificó de "epidemia juvenil" y afecta ya a unas 250.000 jóvenes en toda España y 25.000 en Cataluña. Un portavoz de ACAB, Josep Maria Sáenz de Santamaría, calificó de dramática la situación de las afectadas, agravada por las listas de espera y las insuficiencias de la red sanitaria pública.

El fuerte incremento de casos que se ha producido en los últimos años no ha ido acompañado de la creación de los servicios correspondientes en la red asistencial pública, de modo que las listas de espera originan ahora una demora para la primera visita de más de dos meses y otros seis para comenzar a recibir tratamiento, lo cual, en un trastorno de la personalidad como la anorexia, es un tiempo excesivo. Todos los especialistas coinciden en que cuanto antes se intervenga, mejor es el pronóstico. En algunos casos, el peregrinaje por la red sanitaria hace que las jóvenes lleguen a las unidades especializadas de los hospitales en un estado ya muy deteriorado. La primera dificultad en el tratamiento de esta enfermedad es que la joven acepte que sufre un trastorno grave y que necesita ayuda. Pero una vez asumida psicológicamente la enfermedad, en muchos casos la espera para recibir atención provoca un estado de ansiedad que produce un gran sufrimiento, tanto en la enferma como en su familia. Una de las jóvenes que ha sufrido la enfermedad explicó ayer en la sede de la asociación su amarga experiencia. Como muchas otras jóvenes, María Luisa había tenido que recurrir a la medicina privada para recibir el primer tratamiento, pero no obtuvo ningún resultado. Cuando consiguió una primera visita en la unidad de anorexia del hospital de Bellvitge, fue admitida de inmediato. No había para menos: sólo pesaba 30 kilos y su vida corría serio peligro. "Tuve mucha suerte", dijo la joven, "pues ya tenía un riñón afectado. Después de empezar el tratamiento en esta unidad, abrí enseguida los ojos. Entonces pensaba: ¿pero qué hago aquí, en un hospital, si nunca estuve enferma antes?". Familias hipotecadas María Luisa quiso dar ayer un testimonio de esperanza. "La enfermedad tiene cura y es lamentable que no se dé la misma oportunidad de tratamiento inmediato a todos los que la sufren. Cuando se acude a un centro, después de tomar esa decisión, es muy importante poder empezar el tratamiento enseguida. Porque con la primera visita se te abren todas las esperanzas, pero inmediatamente desaparecen si te dicen que tendrás que esperar aún seis meses para empezar el tratamiento". La existencia de listas de espera cada vez mayores hace que las jóvenes admitidas en las unidades hospitalarias sean las que se encuentran en una situación más grave. El servicio de Bellvitge, uno de los que tiene más experiencia en España, atiende a jóvenes mayores de 18 años y sólo tiene cuatro camas. El director de esta unidad de trastornos de la alimentación, Vicente Turón, ha declarado que su equipo está desbordado. Lo mismo que los equipos de los otros hospitales. La consecuencia es que muchas familias no tienen otra opción que recurrir a centros privados, con un coste que supera con creces las posibilidades de muchos hogares. Los miembros de ACAB cifraron en 500.000 pesetas mensuales el precio global medio de un tratamiento en régimen de hospital de día en un centro privado. "Como los familiares están muy angustiados, incluso hipotecan sus bienes para poder hacer el tratamiento", declaró otro miembro de la asociación. Mari Ladi Castillo, una de las madres de la asociación, afirmó que, desde su constitución en 1992, ACAB ha atendido más de 30.000 consultas. Las madres han creado una red de autoayuda y tienen un teléfono de SOS: el 902 11 69 86, gracias a la colaboración de Telefónica, pues carecen de cualquier otra subvención. Castillo afirmó que 8 de cada 100 adolescentes afectadas fallecen por paradas cardiacas o suicidio y que otras 5 de cada 100 mueren por secuelas de la enfermedad. Los casos de anorexia aumentan a razón del 20% cada año, azuzada por la publicidad, que no cesa de ensalzar la delgadez.

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