Erradicar los cultivos
El director general del Programa de las Naciones Unidas para la Lucha contra las Drogas, Pino Arlacchi, intenta aplicar la misma estrategia que desarrolló en su país natal, cuando colaboraba con el juez Falcone, asesinado por la Mafia italiana en 1992: la guerra total contra la producción de drogas y el narcotráfico y colaboración mundial en esta lucha.
Esta estrategia preconiza un plan de eliminación total, a diez años vista, del cultivo de las hojas de coca y las flores de adormidera, una pretensión excesivamente ambiciosa, según los expertos.
Nacido hace 47 en Calabria (sur de Italia), Arlacchi, contribuyó a comienzos de la década de los noventa a la creación de la Dirección de Investigación Antimafia (DIA), especializada en la lucha contra la Mafia, que permitió el arresto de numerosos padrinos.
Entre 1994 y 1995 fue vicepresidente de la comisión parlamentaria sobre el crimen organizado. Ha escrito numerosas obras sobre el tema, entre ellas, Los asuntos mafiosos, la moral de la Mafia y el espíritu del capitalismo y Los hombres del deshonor en el interior de la Mafia siciliana. En 1992 fue nombrado presidente honorario de la Fundación Giovanni Falcone, en memoria del célebre juez antimafia, muerto tras estallarle una bomba en su vehículo.
Según Arlacchi, el consumo de drogas a nivel mundial ha aumentado, particularmente en Asia, donde el mercado está muy bien implantado. Por el contrario, en los países desarrollados -Europa, Estados Unidos- disminuye la aceptación de las drogas duras frente a un crecimiento de las llamadas drogas de síntesis.
Cree que la erradicación del cultivo de las plantas narcóticas costará 500 millones de dólares al año.
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