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Cuatro años de robos y destrozos

La serie de robos y destrozos, que empezó en realidad hace casi 4 años con la desaparición en horario de visitas del autorretrato de Robert de Nanteuil, un cuadro del siglo XVII, que siguió con la pequeña tela de Turpin de Crissé, y la pieza de bronce arrancada del grupo escultórico de Martin Desjardin, ha continuado de forma acelerada.

En diciembre, al día siguiente de abrirse las salas egipcias, los guardianes descubrieron a la estatua sumeria decapitada, después, en enero, desapareció una estela votiva griega y más tarde, un busto de Séneca fue arrojado al suelo por un profesor de matemáticas inmerso en una profunda crisis depresiva.

El robo del pequeño paisaje de 35x49cm, pintado por Corot se produjo en domingo, a eso de las 3 de la tarde, cuando la cifra media de visitantes, más de 15.000, se multiplica por ser jornada gratuita.

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El ladrón de El Camino de Sèvres de Corot, pese a la marea humana que desfila por el museo un domingo y la mirada del guardián de sala, tuvo tiempo y sangre fría suficiente como para extraer la tela sin tocar ni el vidrio de protección, ni el marco.

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