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El País Vasco estrena capacidad normativa en el IRPF condicionado por la rebaja del PP

El País

El País Vasco estrena hoy su nueva capacidad normativa en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) con una rebaja menor a la anunciada por el Gobierno central. El vicelehendakari, Juan José Ibarretxe, escoltado por los tres diputados generales, dará las pautas de una reforma que viene marcada por una reducción del tipo máximo hasta el 50% y un tipo mínimo del 17%. El secretismo a la hora de elaborar el proyecto de reforma ha llevado a sus socios de Gobierno, el PSE, a asegurar que el impuesto se había hecho directamente "en Sabin Etxea".

El nuevo impuesto, que entrará en vigor para el próximo ejercicio, mantiene como principales atractivos la rebaja del tipo máximo del 56% al 50%. Un descenso que no iguala el del 48% presentado por el Gobierno del Partido Popular para territorio común. El tipo mínimo, un 17%, sin embargo, sí queda un punto por debajo del propuesto por la Administración central. Una medida que se ha planteado con el fin de aflojar la mano hacia las rentas más bajas. La reforma incluye también novedades sobre los ingresos mínimos que obligan a presentar la declaración de la renta. Los responsables de las haciendas vascas barajan la posibilidad de establecer el mínimo exento en una cantidad que rondaría los cuatro millones de pesetas. Esta cifra por sí misma no es siginificativa, ya que si un contribuyente ha estado sujeto a retenciones sólo puede optar a la devolución haciendo la declaración de la renta. Compra de vivienda La compra de vivienda, centro de polémica en la reforma del PP, trendrá en Euskadi una regulación fiscal diferente. Mientras la Hacienda central establece un límite en la desgravación de un millón y medio de pesetas por año, -hasta ahora se podía desgravar hasta el 30% de la base imponible-, las haciendas vascas establecerán un precio máximo para los pisos en cada territorio. Esta medida pretende que las clase más pudientes no desgraven la totalidad de su inversión anual en vivienda. Al mismo tiempo, se mantendrá la desgravación por alquiler de vivienda. Las deducciones por hijos, en vez de aplicarse en la base, es decir sobre los ingresos netos, se aplicarán en la cuota, la cantidad final que queda a pagar. El nuevo Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, que se presentará hoy en Vitoria, en la sede de la Lehendakaritza, cuenta de salida con dos obstáculos: la inevitable comparación con el proyecto del Partido Popular para el resto de España y la dificultad para pactar su desarrollo. El principal problema con el que se topa el PNV, autor en solirtario de la reforma, es que el Gobierno central se les ha adelantado. Mientras sus responsables en las haciendas forales reclamaban la capacidad normativa y anunciaban un cambio total del impuesto, la rebaja establecida por el Gobierno popular -un 11% de media- les ha dejado un escaso margen de maniobra. Por un lado, no pueden apoyar en Madrid con su voto la reforma propuesta por su socio y aquí plantear un impuesto completamente diferente. Y por otra parte, a las haciendas vascas no les salen las cuentas. Ibarretxe, en nombre de la "solidaridad", ya ha anunciado que los vascos, pese a la capacidad normativa del Concierto Económico, van a tener que pagar algo más que los ciudadanos del resto de España. Pero es que la reforma presentada por el PP podría suponer a las haciendas forales una merma en su recaudación por IRPF de entre 30.000 y 45.000 millones de pesetas El difícil pacto El otro gran inconveniente al que se enfrenta el libro blanco del IRPF vasco, es la dificultad para alcanzar acuerdos políticos. Aunque Ibarretxe haya anunciado su intención de aprobar el nuevo impuesto en las Juntas Generales de cada territorio antes de la elecciones de octubre, las dificultades son evidentes. En Guipúzcoa el PNV solamente cuenta con un 22% de los votos y para poder sumar una mayoría necesitaría pactar no con una, sino por lo menos con otras dos fuerzas políticas, en principio las de sus socios de Gobierno: PSE y EA. En Álava las cosas tampoco están fáciles. El PNV gobierna con Eusko Alkartasuna y para aprobar la reforma deberían contar, bien con los populares o bien con los socialistas. Por último, Vizcaya es el territorio en el que en principio todo podría ser más fácil, ya que los socios de Gobierno, PNV y PSE, cuentan con mayoría suficiente. Sin embargo, la aprobación definitiva de un impuesto homogéneo en toda Euskadi requeriría el acuerdo de tres o cuatro fuerzas políticas diferentes.

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