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Cinco alcaldes piden a la Generalitat que actúe para evitar el colapso de la A-16

Las protestas por las cada vez más frecuentes retenciones de tráfico en la autopista A-16 van in crescendo. Cinco alcaldes de otras tantas poblaciones afectadas por las colas (Gavà, Castelldefels, Viladecans, Sant Boi y El Prat) unieron ayer sus voces para pedir al Departamento de Política Territorial y Obras Públicas, titular de la autopista, que tome cartas en el asunto y aborde el problema. La solución pasa, según estos municipios, por la construcción de un tercer carril. El colapso de la A-16 ya había sido previsto por la propia Generalitat en un estudio de 1993.

Tan sólo seis años después de su entrada en servicio, la A-16 muestra síntomas de incapacidad para asumir el tráfico que circula por ella. El crecimiento de las poblaciones por las que transcurre, el despliegue en la zona de nuevos polígonos industriales y equipamientos comerciales y lúdicos, y el incremento del parque móvil han contribuido a ello. La situación se empezó a vislumbrar hace unos meses, pero se ha hecho más evidente desde la inauguración, el pasado 22 de mayo, del tramo entre Sitges y El Vendrell, que ha desbordado la capacidad de la autopista al mejorar la conexión de Barcelona y su área metropolitana con la red de autopistas del sur de España. En el último fin de semana, las colas llegaron a alcanzar los 20 kilómetros. La próxima entrada en servicio de la pata sur, que conectará la autopista con las rondas, se vislumbra como el tiro de gracia para la circulación de la A-16. La situación de la A-16 no debería constituir ninguna sorpresa. La propia Dirección General de Transportes de la Generalitat reconocía en en un informe publicado en 1993 que en 1998 el volumen de usuarios de la A-16 superaría su capacidad en horas punta. Otro informe, encargado por la Entidad Metropolitana del Transporte en 1988, llegaba a la misma conclusión e incluso sugería la construcción de un cuarto carril antes del año 2001. Los alcaldes de Gavà, Dídac Pestaña; Castelldefels, Agustín Marina; Viladecans, Jaume Montfort; Sant Boi, Montserrat Gibert, y El Prat, Lluís Tejedor, se han reunido para preparar una estrategia común. Los alcaldes consideran que la mejor solución sería ampliar la autopista de dos a tres carriles entre la conexión con la pata sur y el punto kilométrico 13,900, en el término municipal de Castelldefels. Esta alternativa resultaría, además, la más viable dado que muchos de los trámites, como el de las expropiaciones, podrían ser obviados porque ya se realizaron cuando se construyó la vía. La A-16 fue inaugurada en 1992, en un tramo entre El Prat y Sitges. Para los municipios del Baix Llobregat por los que pasaba supuso un alivio de los problemas de tráfico a los que sus carreteras de acceso se veían sometidos: la carretera comarcal C-245, que transcurre por los núcleos urbanos, y la C-246 o autovía de Castelldefels, que sigue la costa. La A-16 permitía que la C-245 se convirtiera en una vía urbana, y la autovía de Castelldefels, en una carretera de acceso a las playas.

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