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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Difícil causa común

LA RESPUESTA del PSOE a la oferta de pacto con Izquierda Unida (IU) planteada por Anguita en el debate del estado de la nación es una carta de Almunia en la que propone discutir de eventuales acuerdos poselectorales en el ámbito municipal y autonómico, por una parte, y de la construcción europea, por otra. La causa común de la izquierda existe, pero su plasmación política resulta complicada.Será difícil, en particular, cualquier acuerdo de Gobierno mientras subsistan las diferencias sobre política exterior y de defensa, así como sobre el proceso de construcción europea. Anguita ha reiterado, como una cuestión de principio, su oposición a la Europa diseñada en Maastricht. Es cierto que, en su día, todos los partidos comunistas estuvieron en contra de lo que llamaban la Europa del gran capital, lo que no les impidió luego adaptarse a la nueva realidad comunitaria, y en algún caso, como Francia, suscribir incluso programas de gobierno con los socialistas. Pero ese obstáculo parece difícil de salvar por el momento en el caso de IU. De ahí que sea más realista plantear como primer paso un eventual acuerdo en los ámbitos local y autonómico, en los que tales asuntos no tienen incidencia directa.

El acuerdo es probable en materias como la reforma de la legislación sobre el aborto, la insumisión y la eutanasia, y posible en medio ambiente y materias conexas. La presencia de Borrell al frente de la candidatura socialista favorece seguramente un acercamiento en la cuestión de la fiscalidad y en políticas de empleo, incluyendo la perspectiva de la semana laboral de 35 horas. No tanto, pero también, en materia de privatizaciones. No es imposible un acuerdo en lo relativo al Estado autonómico, sobre la base de esa propuesta federal que ambas formaciones invocan, aunque no acaban de precisar. En IU coexisten posiciones clásicas de la izquierda sobre la cuestión nacional con otras filonacionalistas; pero tampoco puede decirse que Serra y Borrell, por no hablar de Rodríguez Ibarra, tengan la misma idea del Estado federal. Tal vez el debate entre IU y PSOE sirva para que ambas formaciones perfilen sus posiciones al respecto. Una dificultad adicional para el acuerdo es la tendencia de Anguita a considerar que es el partido mayoritario el que tiene que aceptar el programa del minoritario. Y otra, que los socialistas no tienen claro que deban abandonar la perspectiva de un futuro entendimiento con los nacionalismos en beneficio de un pacto con Anguita. Para hacer oposición, sí; pero para gobernar el día de mañana, ya se verá. Ése es el problema fundamental.

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