Ciudad de México inicia hoy un nuevo plan de choque para combatir la contaminación
Llegó la hora del contraataque. Después de cinco días de máxima alarma ambiental, las autoridades de Ciudad de México han anunciado un estricto plan de choque para combatir la contaminación. Entre las medidas previstas, que entrarán en vigor a partir de hoy, figura un control más severo de las emisiones de vehículos y fábricas y un plan de reforestación de las áreas que rodean la capital. El proyecto ha recibido el respaldo de todos los sectores sociales.
Cuando el Valle de México, otrora alabado por su atmósfera cristalina, empezaba a parecerse a un escenario de ciencia ficción, saltaron las alarmas. Por una vez, el consenso reinó entre el Gobierno central, las autoridades locales, los científicos, los empresarios y los grupos ecologistas. No es para menos: la metrópoli, con casi 17 millones de habitantes, vive la peor crisis ambiental que se recuerda, fruto de la combinación de la polución urbana, la sequía y los incendios que arrasan el país.A la tradicional presencia del ozono (un compuesto gaseoso producido a partir del oxígeno por efecto de la luz solar y ciertos precursores químicos) se ha unido esta vez un fuerte incremento de partículas suspendidas, es decir, fragmentos de cenizas y metales (como cadmio, titanio, cromo o zinc) que se pueden depositar en los pulmones.
Las consecuencias han sido palpables: la demanda de atención médica por problemas respiratorios se ha duplicado en estas dos últimas semanas. Esto ha servido a las autoridades sanitarias para reunir «información inédita de enorme valor epidemiológico».
El plan, anunciado en la noche del viernes, reduce el límite de contaminación a partir del cual se declara la «fase de contingencia» (restricción obligatoria de tránsito de vehículos y actividades industriales). Hasta ahora, la alerta se decretaba cuando el nivel de ozono alcanzaba los 250 puntos (es decir, dos veces y medio por encima del máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud). Ahora se declarará al llegar a 240 puntos.
No es, desde luego, un salto espectacular, especialmente si se tiene en cuenta que en Francia, por ejemplo, salta la alarma cuando se llega al equivalente a 150 puntos. Pero, a cambio, el programa para Ciudad de México estipula por primera vez un límite tolerable de partículas, que hasta ahora no se tomaban en cuenta a pesar de su peligrosidad.
El proyecto pone en marcha una serie de medidas preventivas. La más importante es el establecimiento de una vigilancia más estricta de los vehículos. Las casi tres millones de unidades que circulan a diario en la ciudad son responsables del 75% de las emisiones contaminantes. Con las nuevas normas para el control de los motores, que incluye la obligatoriedad de un convertidor catalítico, el Gobierno espera dejar fuera de la circulación a todos los coches anteriores a 1985. La antigüedad máxima permitida para el transporte público (taxis y microbuses) será de seis años.
Junto a ello, el Gobierno local se compromete a actualizar el padrón de industrias bajo vigilancia ambiental y a regular las actividades de carga y descarga, que a partir de ahora deberán hacerse en horario nocturno. Simultáneamente, comenzará un programa de saneamiento de vertederos y otro de restauración de las áreas más deterioradas por la deforestación, focos de buena parte de las partículas que respiran los capitalinos.
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