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Duros enfrentamientos entre protestantes y católicos en el Ulster

La normalización de la convivencia entre protestantes y católicos norirlandeses, uno de los objetivos del proceso de paz ratificado por una amplia mayoría de la población, quedó en entredicho este fin de semana en el transcurso de una marcha de la Orden de Orange. La policía cargó con fuerza contra manifestantes republicanos que intentaba cortar el paso del desfile orangista, con el resultado de un total de 14 heridos, incluidos 11 agentes de las fuerzas de seguridad.

El eco del masivo respaldo al referéndum sobre el futuro constitucional de Irlanda del Norte del pasado 22 de mayo se topó este fin de semana con un muro infranqueable: el derecho a desfilar en recuerdo de viejas victorias militares de los protestantes sobre los católicos, que reclama la comunidad unionista y en particular los miembros de la Orden de Orange, una hermandad que profesa lealtad a la corona británica. Sus vecinos católicos, republicanos en su mayoría, por su parte, defienden sus calles del empuje orangista, de sus hegemónicos símbolos y sus rotundos tambores.Ambos derechos se toparon la noche del sábado, cuando un grupo de manifestantes republicanos se plantó frente a una marcha de la sección juvenil de la Orden de Orange. Bloquear el paso de los orangistas por la calle de Garvaghy, tramo católico de la ciudad protestante de Portadown, era el objetivo de la protesta, la primera que se produce desde la firma del Acuerdo de Belfast.

Del plante se pasó a la violencia. La policía norirlandesa, el Royal Ulster Constabulary (RUC), respondió con balas de plástico a los cócteles mólotov y a la lluvia de ladrillos que cayeron sobre sus agentes durante más de seis horas. La marcha y los enfrentamientos dejaron 14 heridos, incluidos 11 agentes del RUC. Su alto responsable, Ronnie Flanagan, justificó ayer el comportamiento «absolutamente apropiado» de la fuerza policial. «Actuaron con tremenda contención», dijo en respuesta a las críticas de los líderes republicanos.

Los acontecimientos del sábado pintan una nota lúgubre en el horizonte norirlandés. Portadown es el centro de operaciones de los paramilitares de la Fuerza de Voluntarios Lealistas (LVF) y núcleo de acogida de los más radicales miembros de la Orden de Orange. Su marcha hacia la ermita de Drumcree, que se alza en una colina sobre la calle de Garvaghy, culmina año tras año con los más serios enfrentamientos entre católicos y protestantes, y entre ambas comunidades y las fuerzas de seguridad.

Cita el 5 de julio

Mientras pocos anticipaban la resistencia del fin de semana, la tradicional marcha de los orangistas de Portadown, que en la presente edición se celebra el próximo 5 de julio, se tiene como la prueba de fuego del éxito futuro del histórico Acuerdo de Belfast. Sin haber superado el primer obstáculo, el desfile de su sección juvenil, las expectativas de un entendimiento que evite la violencia del pasado eran ayer mínimas.Mientras, la prensa confirmó ayer que los grupos de disidentes republicanos han llegado a un acuerdo de luchar en común para hacer fracasar el proyecto político. Facciones hasta ahora enfrentadas -el IRA Continuidad (CIRA), el Ejército Nacional de Liberación Irlandesa (INLA) y el IRA Real (RIRA), que se oponen al Acuerdo de Belfast- compartirán recursos técnicos y humanos en su objetivo por lograr la reunificación de Irlanda, de acuerdo con las informaciones publicadas ayer.

El Sinn Fein, brazo político del IRA (Ejército Republicano Irlandés), por su parte, evitó la polémica al rechazar una invitación del Gobierno británico para asistir el próximo miércoles a un acto oficial en el castillo de Hillsborough, a las afueras de Belfast. Entre los invitados de honor se encuentra el príncipe Carlos, cuyo tío lord Mountbatten fue asesinado por el IRA.

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