Hacia Lisboa con solera
Una caravana de coches antiguos partió ayer de Madrid camino de la Expo
"¡Circulen, que hay tráfico!", clamaba ayer muy preocupado José María Álvarez del Manzano, alcalde de Madrid, contra el grupo de 30 chóferes que se apretaban en la plaza de la Villa en coches de época para hacer un rally hacia la Expo de Lisboa. En la calle Mayor, la circulación en dirección Sol estaba totalmente parada, y los coches modernos pitaban sin respeto ninguno a sus ancestros.Un auto de color azul, de marca Clément del año 1903, encabezaba el cortejo formado, entre otros, por tres Rolls-Royce y cuatro Buick. "Este Clément puede ir hasta a 60 kilómetros por hora. Posee cuatro velocidades, una de ellas marcha atrás. La inventó un ingeniero francés que era un revolucionario del motor", explicó José Vilanova, su actual dueño. Las ruedas de este coche, con volante a la derecha, tienen llantas de madera. El motor de cuatro cilindros (en dos bloques) arranca al dar cuerda a una manivela, es lo que se llama tracción por cardan. Su sonido recuerda tiempos antiguos. Vilanova, vestido de época, admitió que era una satisfacción tremenda conducir este automóvil. "Me da la sensación de vivir en 1903", describió. Lo mismo afirmó el dueño del segundo coche estrella del rally: un cabriolet Delaunay Belleville de 1913. "Me da tantas satisfacciones como penas, considero esta máquina mi hija", aseguró su propietario, José A. Santana.
Con los ojos chispeantes, Guillermo Ortega, el presidente del rally organizado por la empresa Retromóvil, se quedó paralizado de alegría al ver su obra lista para salir hacia el país vecino. "Llegará a Lisboa dentro de siete días, después de trasnochar en Zamora, Orense, Santiago de Compostela, A Coruña y en dos ciudades portuguesas. Regresará a Madrid el 10 de junio, vía Mérida y Toledo", explicó. "En Lisboa, todos los coches se quedarán aparcados durante cuatro días ante el pabellón español", informó Luis Ribot, vicecomisario español en la Expo. De repente, el ciudadano estadounidense Greg Grisham hizo una pequeña incursión con su ya famosa pancarta "Los conductores asesinan diez mil veces más que ETA", pero fue reconducido en seguida por unos policías. El alcalde, que no se dio cuenta de lo ocurrido, tocó el claxon del coche Clément como "pistoletazo" de salida del rally al grito de "buen viaje".
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