Todo va bien
JOSEP TORRENT Tierras míticas, palacios de congresos, ciudades de la luz y de las artes y de las ciencias, cultura para Castellón, Santiago Calatrava y Norman Foster. Placas en L"Hemisfèric: "Este edificio fue inaugurado en el tercer año triunfal de la era Zaplana", autovías con Madrid y Somport, trenes de alta velocidad más virtuales que otra cosa. Si España va bien, la Comunidad Valenciana, de cine. Lástima que el Valencia tenga que arrastrarse por la Intertoto para intentar llegar a la UEFA, que el Hércules siga en segunda división y que el Milar L"Eliana no lograra el campeonato de Europa de balonmano femenino. De verdad una pena, porque con el Pamesa campeón de la Copa del Rey de baloncesto y el Villarreal en primera división quién iba a dudar de que tantas y tan excelsas glorias no nos eran proporcionadas por las munificientes manos del partido que rige los destinos de esta larga y estrecha comunidad autónoma de norte a sur. Desagradecidos, eso es lo que somos, al no reconocer que es el PP el que nos ofrenda día a día glorias, autoestima, honores y loores. En este paraíso de prosperidad no se entiende cómo es posible que aún persistan pequeños grupos de resentidos, amargados, gente con orejeras que se queja todos los santos días de la semana por no tener colegio, porque sus hijos estudien en aulas tercermundistas, se recorte la financiación a las universidades incapaces de besar la mano que les da de comer o porque la sanidad pública está dejada de la mano de Dios. Resultan inexplicables las jeremíadas de los sindicatos, que se quejan de vicio, ante el desmantelamiento del estado de bienestar cuando es público y notorio que este Consell, que dirige con mano firme y pulso seguro el Molt Honorable Eduardo Zaplana, construye a marchas forzadas la sociedad de bienestar, transformando en tres años, tres, el erial que dejaron los socialistas en florido vergel donde todo el mundo es libre, feliz y bienaventurado. Qué importa que no haya dinero para escuelas ni para hospitales, qué pasa si desciende la inversión pública. Toda va bien: tenemos Terra Mítica.
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