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Gobierno y Junta de Andalucía dan 1.250 millones para el empleo en la comarca afectada por el vertido en Doñana

Alejandro Bolaños

La cooperación entre el Gobierno y la Junta de Andalucía tras el desastre de Doñana empieza a tener su reflejo en compensaciones económicas para los afectados. El ministro de Trabajo, Javier Arenas, y el consejero andaluz, Guillermo Gutiérrez, suscribieron ayer en Sevilla un compromiso con los alcaldes de los 10 municipios por los que pasó la riada tóxica.El plan supone destinar 1.250 millones de pesetas a limitar los efectos negativos del vertido sobre el empleo en la comarca. La inversión está orientada a financiar labores de recuperación de la zona y a formar a los trabajadores en lo que puede convertirse en el horizonte laboral de muchos de ellos: la regeneración ambiental del cauce del río Guadiamar.

La partida de más rápida ejecución será la que contempla 450 millones de pesetas -a cargo del Ministerio de Trabajo-, para pagar 60.000 jornales los próximos dos meses. Los agricultores realizarán tareas de rehabilitación y reforestación de las tierras y los municipios supervisaran que sólo se contrate para esta labor a desempleados del medio rural.

«En ningún caso participarán en la extracción directa del lodo, y en la comisión de seguimiento nos aseguraremos de que su salud no corre ningún tipo de riesgo», aseguraron los representantes de los sindicatos, que también firmaron el acuerdo.

El resto del plan -otros 350 millones de Trabajo y 450 millones de la Junta-, se dedicará a la formación profesional y a crear escuelas talleres en las que los jóvenes aprenderán técnicas de regeneración ambiental. El alcalde de Aznalcázar, José Jurado, mostró su satisfacción -«hasta ahora sólo se han perdido 17.000 jornales»-, pero advirtió: «Esto no termina aquí». La idea de los representantes de los pueblos afectados, bien acogida por las administraciones según sus palabras, es prolongar este acuerdo a las próximas campañas, mientras las tierras en las que los jornaleros solían trabajar -unas 5.000 hectáreas, según los últimos cálculos- no recuperen su rendimiento normal.

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