Recuperándose de Suharto

La tardía dimisión del presidente de Indonesia, Suharto, debería aliviar parte de la tensión política de las calles de Yakarta. El peligro es que puede haber llegado demasiado tarde para asegurar una transición estable a un nuevo orden. Las demandas de los manifestantes de reformas radicales pueden verse reforzadas por este éxito. Han sido necesarios meses de (...) crisis económica y política para convencer al orgulloso anciano de que no tenía ni comunicación ni simpatías entre la población tras 32 años en el poder. No debería haberse presentado en marzo para un mandato de cinco años más. (. ..) Su negativa a dimitir con elegancia confirmó que ya era demasiado para una población destroza da por las subidas de precios y el desempleo y burlada por la pública corrupción de la familia del presidente y la élite del Gobierno. Esto es lo que ha causado la confusión actual. (. . .) Lo que permanece incierto es a qué lado se encuentra el poderoso Ejército indonesio en este cataclismo. Se supone que apoyan al electo Habibie, aunque existen rumores sobre divisiones interiores. Deben convencer al nuevo presidente para instituir una transición rápida a un Gobierno más democrático en un plazo de se manas o meses y después retirarse. Un Gobierno de unidad nacional que combine militares y oposición democrática llenaría mejor el vacío. Incluso si habla en serio, Habibie carece de la credibilidad para conseguirlo.

22 de mayo