Ford intenta controlar al fabricante de coches surcoreano Kia
La multinacional estadounidense Ford Motors (más de un billón de pesetas de beneficios en 1997) ha visto una oportunidad de oro para aumentar su mercado. La presa, la firma surcoreana de automóviles Kia Motors, golpeada por la crisis del sureste asiático, que debe 7.700 millones de dólares (1,1 billones de pesetas). Ford, que ya controla el 16,9% de la firma asiática, estudia formar un consorcio con los acreedores de Kia para controlar el 51% de su capital.
De concretarse la operación, Kia Motors, que tiene plantas industriales en Corea, Filipinas, Alemania, Taiwan, Irán, Pakistán, Vietnam y Venezuela, se convertiría en una filial de Ford. Fuentes del Gobierno de Corea del Sur y de Kia consultadas por Efe matizaron, no obstante, que la administración de la firma seguiría bajo la dirección de un gestor surcoreano.Ford, según las mismas fuentes, piensa formar un consorcio en el que participen las entidades acreedoras Kia, incluido el Banco Estatal de Desarrollo de Corea, a través del cual se desarrollaría la toma de control de la mayoría del capital.
Para Ford, que esgrime como argumento de apoyo para la operación su intención de aliviar la deuda de la firma surcoreana, el control de Kia representa una oportunidad de penetrar en el mercado asiático.
Kia mantiene una alianza con la compañía japonesa Mazda, en la que Ford tiene ya el mayor paquete de acciones, un 33%.
La compañía estadounidense, que hasta ahora ha mantenido un acuerdo de no intervención en la administración de Kia, insistió ayer, a través de uno de sus directivos en Detroit, John Speellich, que la intención de Ford es reflotar Kia.
Crisis financiera
La operación recién anunciada es consecuencia del impacto de la crisis financiera en las grandes compañías del sureste asiático. La crisis ha puesto en tela de juicio la validez de un crecimiento industrial apoyado en un gran endeudamiento financiero.En el caso del automóvil, el crecimiento se asentaba en empresas con tecnología también ajena. Hyundai ha sido la única de las tres grandes surcoreanas (Kia, Hyundai y Daewoo) que ha resistido la sacudida y que incluso ofreció su apoyo para mantener el mayor grado posible de nacionalidad del sector.
Pero los cimientos de Kia y Daewoo han quedado bastante dañados y ambas mantienen relaciones estrechas desde hace bastante tiempo con Ford y con General Motors, respectivamente.
Los estadounidenses se han ofrecido también para salvar a sus compañeras de viaje con operaciones todavía por definir, pero tras las cuales se encuentran también sus intenciones de controlar los mercados en los que los fabricantes coreanos estaban aumentando su presencia aceleradamente.
Muestra de la delicada situación por la que atraviesan las compañías surcoreanas del automóvil son los planes de recorte de plantilla hechos públicos por Hyundai. La compañía, primer fabricante surcoreano de vehículos, ha presentado un plan para despedir a 8.198 trabajadores en los próximos meses. Tal reducción supondría un 18% de la plantilla, compuesta por 45.000 personas.
Fuentes de la compañía añadieron que, además de los despedidos, otras 6.800 personas quedarán en una situación inestable, cercana al desempleo.
Hyundai pretende ahorrarse con el ajuste de plantilla 26.500 millones de pesetas a corto plazo, y su ejemplo, según los analistas, será imitado por otras empresas.
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