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Reportaje:

El pleno de Babel

El ejemplo se remonta al debate de presupuestos del mes pasado en el pleno del Ayuntamiento de Vitoria. Tenía la palabra José Enrique Bert, de HB, el único portavoz municipal que tiene por costumbre hablar en euskera en sus intervenciones: "Herri Batasuna udal taldeak bere ezetzaren arrazoi nagusiak argitu nahi ditu. Eztabaida luzea izan bada ere..." Su alegato seguía hasta ocupar cuatro folios en el acta oficial. El mismo espacio que la traducción a viva voz que tuvo que realizar un intérprete municipal en presencia de los otros 26 corporativos, repitiendo el discurso en español: "El grupo municipal de Herri Batasuna quiere explicar las razones principales de su voto en contra. Aunque el debate ha sido largo..." Vitoria carece de un sistema de traducción simultánea y algunas sesiones, más si se trata de debatir los presupuestos municipales, resultan agotadoras. Y eso que el único partido que usa el euskera es HB. La capital alavesa no es la única que carece de dicho sistema de traducción. Bilbao tampoco dispone de un servicio así. En sus plenos no se suscita ese inconveniente, porque los traductores no intervienen. Eso sí, hay concejales no euskaldunes que se quedan sin saber qué dicen sus contrincantes políticos. Curiosamente, en localidades bastante más pequeñas, como Mondragón -25.000 habitantes, frente a los cerca de 217.000 de la capital vitoriana- ya existe traducción simultánea hace un tiempo. San Sebastián cuenta con ella desde hace siete años. El problema de Vitoria se subsanará este año, después de mucho tiempo buscando soluciones técnicas. El Ayuntamiento ha guardado una partida de siete millones para poblar la sala magna de auriculares y adosar una cabina de traducción. Posiblemente se habilitará en verano. Este asunto anecdótico sirve como paradigma de otras cuestiones de más calado: la marcha del plan para la normalización del uso del euskera en el Ayuntamiento. Vitoria es la única ciudad importante del País Vasco que aún no se ha acomodado al decreto del Gobierno autónomo de abril de 1997 que instaba a los municipios a establecer sus propios mecanismos de euskaldunización según la realidad lingüística de cada población. Se recomendaba a los ayuntamientos un plazo de un año para realizar un plan de viabilidad. Sólo un buen número de pueblos pequeños y la capital alavesa no han cumplido todavía sus deberes. Esta materia está controlada en Vitoria por Unidad Alavesa, precisamente el partido más reacio al euskera, y su concejal Alfredo González, quien intuye que habrá que esperar hasta después del verano para que el plan vea la luz. "¿Cuándo? Depende de las negociaciones", afirma. Las posturas entre sus pretensiones y las de los sindicatos distan un trecho. Las centrales piden que la euskaldunización se extienda a un 19% de los funcionarios, por el 17% que propone el edil foralista. Es más, "si Política Lingüística nos dejase yo mantendría la tasa actual [el 15%]", dice González. El edil tampoco está conforme con la ley en el capítulo que especifica que se debe remover de su puesto a quienes no alcancen el nivel exigido. "Hay que dar cierta flexibilidad para que el euskera sea algo amable. Que no se aplique mediante imposición. Que las aspiraciones de ascenso no queden cortadas por los perfiles", opina. Críticas de HB En el ángulo contrario se sitúa Herri Batasuna, el partido más sensibilizado en el Ayuntamiento al avance de la euskaldunización. La formación abertzale cree que el retraso en el plan de uso se debe, entre otros motivos, a la "dejadez" de Alfredo González, que "trató de quitárselo de encima [tras la expulsión de los socialistas del equipo de gobierno el año pasado] diciendo que no era competencia suya", afirma el concejal Iñaki Ullibarri, quien anuncia que su grupo presentará una propuesta alternativa a la de UA, aunque, añade: "Hemos demostrado sobradamente mucha paciencia". Los últimos resultados en el Ayuntamiento de Vitoria sobre preceptividad han demostrado que un 34,6% de los funcionarios han conseguido los perfiles lingüísticos en el plazo exigido.

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