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El Congreso investigará las donaciones chinas a la campaña de Clinton

Oscuros nubarrones pesan sobre el viaje de Bill Clinton a China del próximo junio, el primero de un presidente norteamericano desde la represión en 1989 de la protesta de Tiananmen. Newt Gingrich, el presidente republicano de la Cámara de Representantes, va a poner en pie un comité parlamentario de investigación sobre la posible influencia en la política china de Clinton de los supuestos donativos electorales recibidos de Pekín.

El escándalo de la financiación de la última campaña electoral de Clinton, según Gingrich, ha pasado a ser un «asunto de seguridad nacional». Por eso propone un comité de investigación con competencias semejantes a las que tuvo el del Senado que se ocupó del caso Watergate en 1973. Gingrich se pregunta si la decisión de Clinton de comenzar un deshielo en las relaciones con China tuvo algo que ver con el hecho de que su campaña electoral de 1996 recibiera dinero del Gobierno chino. «Esto ya no tiene que ver con la financiación de las campañas», dice el líder republicano, «sino con la seguridad nacional de EE UU».Las sospechas sobre la contribución de Pekín a la campaña de Clinton tienen ya un serio testigo que las fundamenta. Johnny Chung, uno de los recaudadores electorales del Partido Demócrata en 1996, ha confesado al FBI que buena parte de los 100.000 dólares (más de 15 millones de pesetas) que recaudó para la campaña de Clinton procedieron del Ejército chino. Se los entregó la teniente coronel Liu Chao-ying, hija del general Liu Huaqing, la máxima autoridad militar china.

El recaudador demócrata consiguió que Liu Chao-ying, que también es directiva de una compañía aeroespacial china, fuera fotografiada en la Casa Blanca con Clinton. En 1996 Clinton autorizó que los satélites civiles de comunicación norteamericanos fueran lanzados por cohetes chinos, una decisión que benefició a la empresa de Liu.

Los republicanos creen, además, que, con el beneplácito de la Casa Blanca, la empresa norteamericana Loral Space and Communications pasó «sensible información tecnológica» a Pekín. Loral y la Casa Blanca desmienten esas acusaciones. Pero de momento la Cámara votó ayer que se prohíba la exportación de satélites y tecnología de misiles a China.

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