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ESCALADA DE CRISIS EN INDONESIA

Suharto anuncia elecciones para evitar su caída

El presidente Suharto, reelegido por aclamación para un séptimo mandato de cinco años hace tan sólo dos meses, tiene sus días políticos contados. Pero se irá en sus propios términos. En consecuencia, es imposible saber cuándo y cómo dejará el timón de Indonesia, país que ha dirigido durante 32 años. Ayer anunció su propósito de convocar elecciones en un indeterminado futuro y no concurrir a la reelección en vista del creciente rechazo popular de su figura. Un ministro aventuró que el proceso de transición puede necesitar de tres a seis meses.

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Los estudiantes, punta de lanza que se ha clavado en el corazón de Suharto, recibieron sus palabras con división de opiniones, si bien la mayoría aseguró que mantendrá las protesta hasta ver la caída del presidente. El jefe musulmán Amien Rais, la figura que está surgiendo como alternativa al autodenominado Padre del Desarrollo, rechazó los planes presidenciales y exigió la inmediata dimisión de Suharto. Y mantuvo la jornada de protesta convocada para hoy, esperada con mucho temor en Yakarta.Suharto, que ha vivido intensas jornadas de consulta desde que el viernes volvió precipitadamente de su viaje a Egipto a una Yakarta en llamas, decidió ayer evaluar la situación en público. Lo hizo en su palacio del centro de Yakarta rodeado por algunos de los intelectuales y personalidades sociales con las que había consultado sobre el camino a tomar.

Como un gran sultán javanés, el presidente aparecía tranquilo y su actitud era de gran dominio en medio de la catástrofe. Dijo ser consciente de la situación que atraviesa el país, algo que se había puesto en duda, y reconoció haber perdido el favor popular. Estaría dipuesto a dimitir, y lo repitió varias veces, si eso no fuera renegar de sus responsabilidades, motivo por el cual proponía un cambio en el marco constitucional porque de otro modo «se produciría un gran conflicto y hasta una guerra civil».

El presidente aludió constantemente a la necesaria salvaguardia de la paz, la seguridad y la unidad del país. «Tenemos que pensar en una fase de transición que garantice el desarrollo y evite el desorden», agregó. «Como presidente, llevaré la reforma lo más rápido posible». Para ello propuso tres medidas: crear un comité de reforma con la misión de preparar elecciones y elaborar con urgencia medidas contra los monopolios y la corrupción; «celebrar elecciones tan pronto como sea posible», propósito que remató con el compromiso de que anunciará en su día que no se presenta a la reelección; y establecer un nuevo Gobierno para la reforma.

Fueron palabras que, en la mejor tradición de Suharto, planteaban tantas preguntas como respuestas daban. La más importante, cuándo piensa irse, no tiene respuesta. Los analistas calculan que, como muy pronto, no podrá haber elecciones antes de tres meses, aunque la rapidez va contra los intereses de una oposición en pañales, dado que el sistema político no la permite y tiene que empezar a trabajar prácticamente desde cero. Yuwono Sudarsono, ministro de Medio Ambiente, habló de que serán necesarios ocho meses.

Para Amien Rais, las palabras del presidente «no tienen ningún valor». Lo primero que dijo ayer en una conferencia de prensa es que «el presidente debe dimitir inmediatamnete y pedir perdón por lo que ha hecho al país». Según él, Suharto, al pretender pilotar su propia sucesión, sólo pretende ganar tiempo. Lo expresó sin florituras: «Lamento decirlo, porque es mi presidente, pero Suharto es un golfo; sólo quiere ganar tiempo». Rais mantiene la jornada de lucha que convocó para hoy, en el llamado Día del Despertar Nacional, conmemorativo de la conferencia celebrada en 1908 en Yogyakarata que supuso el comienzo de un movimento unificado para luchar por la independencia de Indonesia, finalmente proclamada en agosto de 1945. Espera un millón de manifestantes en Yakarta y tambien ha pedido concentraciones en otras ciudades del archipiélago. Las medidas de seguridadd son extremas, y anoche la zona en torno al monolito del Monumento Nacional, donde está prevista la concentración, en el centro de Yakarta, a un paso del palacio presidencial y de los principales ministerios, estaba tomaba por los soldados, que habían preparado barreras de alambre de espino para controlar los movimientos.

Mano dura

El general Wiranto, jefe del Ejército y ministro de Defensa, que pidió infructuosamente a Rais que anulase su convocatoria, ha advertido que habrá mano dura si se producen actos violentos. La potencial mezcla de las fuerzas de los estudiantes, frustrados por un Suharto que no termina de irse, con las masas de desheredados, que han vuelto a ver cómo suben los precios de los productos básicos, unido a las serias advertencias castrenses, hacen temer hoy una jornada sangrienta en Yakarta. Anoche, en uno de los hoteles de la zona, se dio a los huéspedes un plan de evacuación de emergencia «ante una posible escalada del malestar social.»

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