Detenido el presunto asesino de una joven cuya muerte ocurrió hace 16 años
Después de 16 años, la Guardia Civil ha detenido al presunto autor del asesinato de Mari Carmen Castells, ocurrido en febrero de 1982 en Ulldecona (Montsià). La joven, hija del ex alcalde Jeroni Castells, tenía 19 años cuando fue asesinada. Ramón Barranco, de unos 41 años y vecino de la misma localidad, fue detenido después de que agentes de la policía judicial detuvieran e interrogaran a cinco personas de su círculo familiar e íntimo, quienes, al parecer, han terminado por confesar los hechos.
Entre el pasado martes y la mañana de ayer, la Guardia Civil detuvo a seis personas: cuatro hombres y dos mujeres, hermanas de Barranco. Éste ingresó en prisión por orden del titular del juzgado de instrucción número dos de Tortosa, quien ha decretado el secreto del sumario. Las dos hermanas, Adela y Nieves, de 53 y 44 años, respectivamente, y Juan R. O., amigo del principal sospechoso, fueron puestos en libertad, aunque se les mantiene la acusación de encubrimiento. Por su parte, los dos detenidos ayer, José Antonio F. V. y Jorge F. F., compañeros del principal sospechooso cuando se produjo el crimen, permanencen retenidos en los calabozos de Tortosa. El asesinato de Mari Carmen Castell ocurrió el 14 de febrero de 1982, en plena noche de carnaval. El cadáver fue encontrado al día siguiente cerca del castillo de la población y presentaba heridas en la cabeza, que fueron mortales, efectuadas con una piedra de grandes dimensiones. Fuentes de la investigación señalan que el móvil sexual se apunta como causa del crimen, y se confirman así las sospechas iniciales de la Guardia Civil. Cuando ocurrieron los hechos, Barranco, en la actualidad casado y padre de una hija, tenía unos 25 años. Al cabo de unos meses, el joven fue detenido por intentar agredir sexualmente a otras dos muchachas de la comarca, por lo que la policía le señaló desde entonces como posible autor de la muerte de Mari Carmen Castell por las coincidencias entre los tres casos. En estos 16 años, las investigaciones se han visto salpicadas por numerosas irregularidades. Por ejemplo, la piedra con la que se cometió el asesinato desapareció al cabo de unos meses y también unos cabellos del presunto agresor que se habían remitido al Instituto Nacional de Toxicología de Madrid para su análisis. Ante la falta de pruebas, a la Guardia Civil tan sólo le quedaba el recurso de que alguna persona del círculo íntimo de Barranco terminara por confesar los hechos. Los agentes de la Guardia Civil detuvieron a las hemanas y amigos del sospechoso, quienes han terminado por confesar los que sabían del asesinato. El asesinato de Mari Carmen conmocionó en su día a la población de Ulldecona, de unos 5.000 habitantes, ya que el padre de la víctima había sido durante muchos años alcalde del municipio. Tras casi una década de infructuosas investigaciones, los padres de la joven contrataron a un detective privado para que buscara pruebas sobre el caso. Asimismo, el año pasado, el catedrático de medicina legal y forense de la Universidad de Sevilla Luis Frontela practicó una segunda autopsia al cadáver, aunque no aportó ningún resultado concluyente ni de relevancia.
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