El primer ministro indio asegura que su país puede disponer ya de una «gran bomba» atómica
India no retrocede. Pese a la enorme presión internacional, el primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, líder del partido nacionalista Baratiya Janata, defendió ayer los cinco ensayos nucleares realizados esta semana. A su juicio, son indispensables para garantizar la integridad del país. «No tenemos intención de atacar a nadie, queremos vivir y dejar vivir, pero queremos que nuestra soberanía se mantenga intacta y nuestras fronteras seguras; así podremos concentrarnos en los asuntos domésticos». Vajpayee fue más lejos al decir que India es capaz de fabricar «una gran bomba», un factor a tener en cuenta.
Ese sentimiento de dignidad nacional, tan extendido en la calle, es el que utiliza Vajpayee para sostener sus argumentos políticos. India, a su juicio, tiene el mismo derecho que otras potencias nucleares de sentar las bases de su defensa y de su seguridad. Ahora, su Gobierno, además de tratar de capitalizar los réditos internos por las explosiones nucleares, busca el medio para frenar o aminorar el impacto de las sanciones internacionales. La táctica es clara. Ayer mismo, el Ejecutivo indio otorgó la licencia para la extracción de cobre a la empresa norteamericana Phelps Dodge. En breve comunicará los nombres de los agraciados por otra gran concesión: la explotación de 18 pozos petrolíferos por un valor de 25.000 millones de dólares (3,8 billones de pesetas). Son premios muy golosos que esperan neutralizar la presión. También está previsto un anuncio importante sobre el sector de las telecomunicaciones. El primer ministro indio espera que sean las propias empresas beneficiadas las que presionen al presidente estadounidense, Bill Clinton, para que suspenda o suavice las sanciones. Paralelamente, Vajpayee ha enviado cartas personales a los líderes de los países del Grupo de los Ocho explicando posición. Las medidas adoptadas por Clinton pueden suponer a corto plazo la pérdida de créditos por valor de 20.000 millones de dólares. A esta cantidad hay que sumar los mil millones congelados por Japón y cantidades menores procedentes de otros países donantes. Vajpayee, considerado un ultranacionalista hindú temido por la minoría musulmana de la India y por Pakistán, insiste en que las pruebas realizadas no representan un peligro para nadie ni suponen una señal de belicosidad. El arma nuclear, la «gran bomba» como la denomina, sólo será empleada en defensa propia. Su Gobierno matizó después ese término, al corregir que India no tiene «la gran bomba» sino capacidad técnica para fabricarla. Un mensaje que, según los analistas, tiene una doble dirección: Pakistán y China, sus dos rivales históricos con los que mantiene importantes diferencias territoriales: Cachemira y Tíbet.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Cachemira
- Declaraciones prensa
- Bill Clinton
- Atal Behari Vajpayee
- Independencia
- Pakistán
- India
- Armas nucleares
- Tibet
- China
- Estados Unidos
- Política exterior
- Partidos políticos
- Conflictos políticos
- Asia oriental
- Armamento
- Defensa
- Gobierno
- Asia
- Gente
- Administración Estado
- Administración pública
- Finanzas
- Relaciones exteriores
- Oriente próximo