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El tripartito de Bilbao destaca su "coherencia" frente a las disputas que promovió el PP en su época

Con el guante de seda puesto, PNV, socialistas e Izquierda Unida resumieron ayer sus primeros cien días en el gobierno de Bilbao como un ejemplo de "coherencia", en contraposición a los enfrentamientos y desencuentros que jalonaron los más de dos años de coalición entre peneuvistas y el Partido Popular. El alcalde, Josu Ortuondo, el concejal de Hacienda, Eduardo Uriarte, y la titular de Trabajo, Medio Ambiente y Mujer, Julia Madrazo, destacaron el rumbo que han tomado las iniciativas municipales en favor de las zonas más deprimidas y la participación ciudadana.

Desde el pasado mes de enero, PNV, socialistas e Izquierda Unida forman un equipo de gobierno municipal absolutamente inédito. Los vaticinios eran de los más negativo. Había puntos concretos que amenazaban con hacer saltar la coalición por los aires a la primera ocasión. Como la empecinada oposición de IU a la planta incineradora Zabalgarbi en terreno del municipio bilbaíno o la propia división entre los militantes de la coalición de izquierdas, en la que los integrantes del Partido Comunista no eran partidarios de pactar con los nacionalistas. Sin embargo, los representantes de los tres partidos pudieron celebrar ayer sus primeros cien días como coalición con el respaldo de un presupuesto, aprobado el marzo, de 43.400 millones de pesetas, en el que se destinan cuantiosos fondos a cuestiones como la asistencia domiciliaria, la construcción de vivienda municipal o la recuperación de las zonas más degradadas de la ciudad. Asimismo, el peso del Ayuntamiento en la sociedad pública Bilbao Ría 2000 ha crecido tras la entrada en su Consejo de Administración del actual concejal de Urbanismo, el socialista Dimas Sañudo, que comparte sus criterios con Ortuondo sobre temas tan importantes como el desarrollo de Abandoibarra. Mientras Ascensión Pastor ocupó la titularidad de esa área municipal, el proceso se ralentizó, al ponerse de lado de los antiguos propietarios de los terrenos. Por otro lado, ayer se celebró el pleno mensual en el consistorio bilbaíno. El desarrollo fue extremadamente rápido y hubo pocos roces. El Partido Popular fue el único que votó en contra de determinar la lesividad de la licencia para una planta de Hormigones Vascos en el barrio de El Peñascal. A pesar de que la responsabilidad política de la concesión de esta licencia, juzgada irregular por los peritos municipales y que amenaza con una indemnización multimillonaria a la citada empresa, el PP se limitó a votar en contra, pero no defendió su postura ni argumentó nada. El pleno aprobó una moción de Izquierda Unida en la que se pide el impulso desde el Ayuntamiento de la generalización de las 35 horas semanales en los ámbitos privados y la elaboración de un estudio sobre la viabilidad de que los organismo públicos reduzcan el horario de sus trabajadores a 32 horas semanales. No salió adelante, sin embargo, una petición de IU para otorgar un salario social a los desempleados, igual al sueldo mínimo.

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