Una indagación periodística muestra que un laureado reportaje era falso
Producido por Carlton, lo emitieron en España TVE y TV-3
El tráfico de heroína entre Colombia y Londres existe, pero todo parece indicar que la nueva ruta mostrada en una producción de la compañía Carlton es falsa. The Connection ( La conexión ), que en su pase británico por la cadena ITV atrajo a casi cuatro millones de espectadores, era un presunto engaño perpetrado por los productores Roger James y Marc de Beaufort, según una indagación del rotativo The Guardian . Ni siquiera el colombiano que servía de correo de la droga era genuino. El reportaje fue vendido a 14 países, entre ellos España, donde fue emitido por TVE y el canal catalán TV-3.
A lo largo de una hora, la filmación llevaba al espectador hasta el escondite de un pretendido líder del cartel de Cali, la organización criminal dedicada al tráfico de drogas más temida y poderosa de América Latina. El peligroso jefe no era sino un empleado de banco jubilado. Su morada, a donde acudió el equipo televisivo con los ojos vendados y escoltado por varios guardaespaldas armados, «era el dormitorio del hotel del productor», siempre según The Guardian .En cuanto al correo, el hombre que ingería 500 gramos de heroína frente a las cámaras, antes de pasar por la aduana del aeropuerto londinense de Heathrow, en realidad tenía el estómago vacío y su billete fue pagado por los productores del falso reportaje. En resumen, la nueva ruta de la heroína entre Colombia y Londres está aún por trazar.
Este programa fue emitido el año pasado por Televisión Española y por TV-3. Ambas cadenas compraron los derechos dado el prestigio de la productora Carlton y sin sospechar que el espacio pudiera haber sido manipulado. No es extraño, porque el documental obtuvo ocho premios internacionales por su arriesgada forma de hacer periodismo.
Situación delicada
Nigel Walmsley, director de comunicaciones de Carlton, señaló que la productora está dispuesta a colaborar en todo con The Guardian, «pero no ha podido aún comprobar la veracidad de sus alegaciones». Si la comisión que controla en el Reino Unido las emisiones televisivas decidiera investigar el caso y se demostrara la falsedad, podría incluso revocar la licencia de emisión otorgada en 1991 a la propia Carlton.Mientras la situación se aclara y Carlton decide cómo responder a las acusaciones del rotativo, empieza a ponerse en entredicho el futuro de los documentales mismos. En su afán por ganar público, también otras cadenas han forzado imágenes y guiones. La emisora comercial Channel 4 vio el pasado año cómo era desbaratado parte de su trabajo sobre los comerciantes poco escrupulosos de Manchester. Algunas de las escenas eran ficticias.
Ni siquiera la BBC sale indemne. La cadena pública británica ha admitido que su serie Escuela de conducir, de enorme éxito, recreó varios pasajes e incluso los inventó para darle mayor verismo al conjunto. La explicación dada a todo ello por la propia industria televisiva, no sus nombres más populares, es que el espectador es ahora mucho más exigente. El grado de intromisión en la vida privada de la gente corriente retratada por los documentales sería, por ello, mucho mayor.
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