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El ex jefe del Estado Mayor francés defiende la labor del Ejército en Ruanda

El almirante Jacques Lanxade, actual embajador de Francia en Túnez y antiguo jefe de Estado Mayor durante la presidencia de François Mitterrand, compareció ayer ante la comisión de investigación parlamentaria para declarar sobre lo acontecido en Ruanda entre 1990 y abril de 1994. Lanxade habló en público, pero antes fue precedido por varios militares que optaron por testificar a puerta cerrada.«No hubo participación francesa al lado de las fuerzas armadas ruandesas. Algunos militares franceses se encontraron cerca de los combates pero no participaron en ellos», dijo manteniendo la tesis oficial de no ingerencia. Acusó también al Frente Patriótico Ruandés (FPR), el partido del asesinado presidente Juvenal Habyarimana, del asesinato de tres franceses el 8 de abril de 1994. «Puede que se tratase de una señal dirigida a Francia para que no se implicase más allá de lo que lo hacía» dijo en referencia a los asesinatos. Dos gendarmes y la esposa de uno de ellos fueron muertos a tiros, en pleno centro de Kigali, dos días después de que fuera derribado el avión presidencial en el que viajaba Habyarimana.

Antiguo jefe de gabinete de Mitterrand y hoy ministro de Exteriores, Hubert Védrine, defendió la actitud francesa admitiendo al mismo tiempo su fracaso. «Todo nos indicaba que se preparaba una masacre. Nuestra política tenía como objetivo impedirla, pero sólo logró retrasarla. En política exterior se tiene menos margen de elección de lo que normalmente se cree» añadió. Confirmó la idea del abstencionismo estadounidense, pero la justificó a partir del deseo norteamericano de aislar Sudán en tanto que santuario terrorista. «En todo caso, Francia estuvo dolorosamente sola».

Mientras se producían estas declaraciones, llegaba a París el eco del conflicto abierto en la ONU por un telegrama firmado por el adjunto de Kofi Annan, cuando éste era responsable de la ONU para el mantenimiento de la paz en la zona en abril de 1994. En el telegrama se niega a un general canadiense la posibilidad de neutralizar un depósito de armas de extremistas hutús.

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