Pasiones líricas

Cuando habla de ópera, Robert Wilson reivindica la necesidad de volver a los orígenes de un género que nació con la vocación de integrar todas las artes en un espectáculo total. «La ópera no es sólo un espectáculo de canto, debe retornar a sus orígenes, que contemplan todas las bellas artes», asegura un creador, enamorado de las grandes voces, que tiene una agenda repleta de proyectos operísticos en los que afrontará títulos emblemáticos del repertorio romántico. «Además de continuar experimentando con las nuevas tecnologías, pienso seguir poniendo en escena obras del gran repertorio, como Madame Butterfly , de Puccini, en Japón con la compañía de la Ópera de la Bastilla, y La flauta mágica , de Mozart».Wagner centra buena parte de los proyectos a largo plazo de Wilson, que abordará El anillo del Nibelungo en la Ópera de Zúrich, Lohengrin en el Metropolitan Opera House de Nueva York y Tristán e Isolda , que prepara para la reapertura del teatro de La Fenice de Venecia en el año 2000. «Siempre he contemplado Lohengrin , Tristán e Isolda y Parsifal como una trilogía que podré culminar en Venecia».

Mientras habla de sus proyectos líricos, Wilson se queda pensativo unos instantes y exclama: «¡Qué artista más grande es Montserrat Caballé! Adoro el color de su voz, sus gestos y su mirada. Mi trabajo con ella en la Salomé de Strauss que dirigí en la Scala fue una experiencia inolvidable. Es mi cantante favorita y escucho cada noche sus grabaciones». Toda una declaración de amor lanzada en plena cruzada virtual por el futuro de la ópera.

Después de el éxito internacional de Einstein on the beach , que el teatro del Liceo de Barcelona estrenó en España en 1992, Wilson y Philip Glass parecen haber encontrado un nuevo concepto de música teatral en Monster of gra c e . Tras el estreno en Los Ángeles, The New York Times asegura que «la nostalgia del mundo del teatro del siglo XIX se ha abandonado; también las identificaciones con la alta cultura que ha ido separando a la ópera del espectáculo. Para aquellos que se preguntaron cuándo la musica clásica conectaría con el resto del mundo, Montser of grace podría ser el principio de una respuesta».

A pesar de su fama, Wilson aseguró que no olvida la negra noche que vivió hace una década en el festival Grec, cuando presentó un fragmento de su espectáculo the CIVIL warS . «El público me abucheó durante la representación y al final me tiraron monedas», dijo. «No sabía si terminar la representación y les aseguro que nunca podré olvidarlo».