Goyesca sin quilates
Plaza engalanada, autoridades, clientela de las resvistas del corazón y toreros y cuadrillas ataviados a la usanza goyesca. Los toros, también con adornos pertinentes. Expectación, tarde clara y ventosa. La corrida, con todo, fue de pocos quilates.Los toros tuvieron su parte de culpa, y el viento, la suerte y el acierto de los toreros a la hora de ejercer su oficio. Lo peor fue el plantel de toros de hasta tres hierros, quizás por el mimo a la hora de elegir. Después hay que jugar con varias barajas a la vez y la fortuna entonces se resiste. Aunque haya alguna carta marcada. El quinto no tenía demasiado trapío, y a otros les fallaban las fuerzas.
José Tomás, en un quite por chicuelinas a su primero, puso la nota más emotiva y torera de la tarde. Fueron chicuelinas lentas, muy ajustadas, con sabor y profundidad, que armaron un alboro. En su faena de muleta le dió al de Fernández Cobaleda una primera serie de redondos muy templada, bien rematada, que hicieron concebir las mejores esperanzas. Sin embargo, la faena tuvo muchos intervalos, no se acopló por el pitón izquierdo, se pasó de tiempo, le dieron un aviso antes de entrar a matar y sufrió una espeluznante voltereta cuando toreaba sobre la mano izquierda.
Varios / Rincón, Ponce, Tomás
Varias ganaderías, 1º de Hermanos Astolfi. 2º, 4º y 6º de Alcurrucén. 3º y 5º de Aguirre Fernández Cobaleda. Desigualmente presentados, de juego irregular. 2º y 3º encastados, el resto mansos. César Rincón: Pinchazo hondo soltando, del que sale rebotado, pinchazo sin soltar -aviso-, pinchazo hondo tendido (silencio); estocada (silencio). Enrique Ponce: -aviso-, pinchazo arriba soltando, tres pinchazos, estocada baja -2º aviso- (ovación); dos pinchazos, un pinchazo perdiendo muleta, estocada caída y atravesada -aviso- (silencio). José Tomás: -aviso- y estocada desprendida (oreja protestada); pinchazo, estocada tendida y desprendida y dos descabellos (silencio). Plaza de las Ventas, 2 de mayo. Corrida Goyesca. Lleno.
De todas maneras se ganó Tomás una oreja, discutida, por su probado valor y por el calor del público, a cambio de una estocada algo irregular. En su segundo hubo otro susto importante. El toro manso se defendía y pedía macheteo de castigo, pero Tomás quiso torear. En los comienzos de faena se cayó en la cara sin consecuencias, y poco después se llevó otra voltereta al intentar meter en la canasta a una res de malas ideas. Salió por los aires y la caída fue muy fea. Mas no hubo que lamentar penas o quebrantos.
Ponce no tuvo su tarde, a pesar de unos lances a la verónica en su primero, limpias y dibujadas, que el gentío celebró. En la faena de muleta molestó mucho el aire, y el trasteo fue realizado en diferentes terrenos de la plaza. Series de dos y tres muletazos por ambos pitones, más logradas por el lado derecho. En el epílogo de la faena, trincheras y ayudados por bajo es lo que habría que destacar. Por el contrario, no se acordó del reloj y le dieron un primer aviso antes de entrar a matar, y otro mientras rodaba ese tercer toro. En su segundo, el torero de Chivas estuvo plúmbeo y gris.
César Rincón se las vio con dos bureles mansos, que tenían problemas, malas embestidas y aviesos propósitos. Y el torero colombiano pasó malos tragos para darles puerta. En su primero soplaba el aire y era difícil domeñar los engaños. Así, en este primero se empeñó en dar pases a un peligroso enemigo, que desarrollaba sentido, no muy lejos de la querencia de chiqueros, donde no soplaba eolo. En el cuarto, Rincón estuvo mejor colocado y su faena de muleta no acabó de tener el reconocimiento del público.
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