El congreso del tercer milenio pide el fin de la impunidad de las multinacionales
En la segunda sesión del congreso Responsabilidades y Deberes Humanos en el tercer milenio, celebrada ayer en Valencia, los congresistas reunidos pusieron de relieve la necesidad de que las multinacionales «dejen de gozar de impunidad » y asuman responsabilidades ante los ciudadanos de los países en los que están implantadas. La cita estuvo encaminada a preparar el borrador de la Declaración de Responsabilidades y Deberes Humanos que será presentado a la Unesco. Las grandes empresas han de respetar, asimismo, los derechos de todas las poblaciones y de las minorías, y proteger el medio ambiente en aras del desarrollo sostenible del planeta. Juristas, intelectuales, periodistas y expertos procedentes de numerosos países han debatido dos temas fundamentales: la ética y los medios de comunicación, y la criminología y las drogas. Richard Goldstone, presidente del congreso, se refirió a la necesidad de redactar una carta de deberes y responsabilidades que complemente la Declaración de Derechos Humanos de hace 50 años.
Los grandes cambios experimentados en la sociedad, a raíz sobre todo de la «explosión tecnológica y científica » , y la constatación paradójica de que, a pesar del actual reconocimiento mundial de los Derechos del Hombre, «nunca antes se habían violado tantos derechos como ahora » , justifican la iniciativa del Ayuntamiento de Valencia, patrocinada por la Unesco, según expresó ayer el surafricano Richard Goldstone, ex fiscal jefe del Tribunal de la ONU de Crímenes de Guerra. En diciembre se celebrará otro encuentro del que saldrá el borrador definitivo.
El uso de Internet y la discusión en torno a los mecanismos de control de los medios de comunicación han centrado gran parte del debate. La propuesta de crear un Consejo Internacional de la Prensa que vele por la profesión ha suscitado opiniones contrarias que reivindican tanto la libertad del periodista para actuar de acuerdo a su propia conciencia como el marco del control legal de su país.
La intervención que más expectación causó fue la del fundador de Médicos Sin Fronteras y secretario de Estado para la Sanidad, el francés Bernard Kouchner, quien reclamó a la ONU que asuma el «deber de injerencia » , por encima de las soberanías nacionales, con el fin de evitar el sufrimiento de las minorías y de los pueblos masacrados. El juez Baltasar Garzón coincidió con Miguel Chamorro, representante de la Interpol, en la demanda de la despenalización de las drogas, aunque ambos desecharon de momento la idea de la legalización. Garzón insistió en que la lucha contra la droga se ha de focalizar en el control de la demanda y no en la represión de la oferta .
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