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«Israel necesita que exista un Estado palestino»

Yasir Arafat, presidente de la Autoridad Palestina, y Simón Peres, ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno israelí que pactó en 1993 la retirada de Gaza y de los territorios ocupados en Cisjordania, participaron el domingo en la residencia oficial del líder palestino en Gaza en una reunión a instancias de los diarios EL PAÍS, el francés Libération, el italiano La Stampa y el israelí Haaretz. Fue una hora en la que ambos dirigentes echaron una vistazo al pasado y pensaron en el futuro. Peres cree necesaria la existencia de un Estado palestino para que pueda existir un Estado judío, y Arafat estima que dentro de otros cincuenta años Israel y Palestina serán algo semejante a l actual Benelux.Pregunta: ¿Qué esperan ustedes de la reunión de la próxima semana en Londres?

Yasir Arafat: Espero que sea una reunión decisiva. Pero lamento tener que decir que Benjamín Netanyahu está intentando evitar que se desarrolle el proceso de paz. Su política es la de ganar tiempo. Y esto no es un acuerdo bilateral sino uno internacional, con dos patrocinadores (Washington y Moscú) y que también fue firmado por la Unión Europea, Noruega, Jordania y Egipto.

Simón Peres: Arafat intenta ser leal al acuerdo. Este acuerdo pide diálogo y está bien intentarlo hasta el final. ¿Cuál es la alternativa? Sería un error romperlo.

P.: ¿Qué esperan de Blair?

S. P.: En (las negociaciones de 1993 de) Oslo ocurrieron dos cosas: una fue un acuerdo con el pueblo palestino; la otra fue el reconocimiento de la entidad legítima de Palestina. Para que Israel siga siendo un Estado judío necesitamos un Estado palestino. La alternativa es un Estado binacional, que será una tragedia binacional. Al tiempo que necesitamos dos Estados, necesitamos una economía equilibrada. Si la economía palestina se convierte en una economía de pobres y la nuestra en una de ricos, se producirá un nuevo conflicto, uno económico. Es vital que la entidad palestina se convierta en una economía de alta tecnología. Europa puede y debe ayudar.

P.: Señor Peres, durante muchos años usted se opuso al establecimiento de un Estado palestino. ¿Qué le ha hecho cambiar?

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S. P.: Yo pensaba que una confederación jordano-palestina hubiera sido lo mejor para todos, y aún creo que es posible. Así que no estaba contra un Estado palestino. Pero el rey de Jordania se divorcia de los palestinos y tenemos que aceptar los hechos.

P.: Pero muchos israelíes se oponen a un Estado palestino.

Y. A.: Yo no creo que la mayoría de los israelíes está contra ello.

S. P.: El 56% de los israelíes está a favor de un Estado palestino. ¡No está nada mal!

P.: ¿Qué pensaba ustedes del otro antes de reunirse por primera vez?

Y. A.: Que era un hombre de paz. Seguí con mucho interés lo que decía, no sólo en la prensa sino en contactos con amigos mutuos.

S. P.: Para hacer historia se necesita un hombre capaz de tomar decisiones y pensaba que Arafat tenía esa capacidad. Pero no basta con tomar decisiones. Tiene que contar con el apoyo de su pueblo, especialmente en las decisiones difíciles.

P.: ¿A sus ojos, no era un terrorista?

S. P.: Era un terrorista mientras pensó qe podía conseguir sus objetivos mediante el terror. Pero ya hace mucho tiempo supimos que había cambiado. Y quisimos ir a Oslo porque Arafat ha sido el primer líder palestino en este siglo que decidió dejar el terror y dialogar. Nos vimos por primera vez en Washington, en el acto de la firma.

P.: ¿Recuerdan cuándo pensaron que la paz era posible?

S. P.: Hasta 1987 pensé que podríamos hacerla con el rey Hussein. Luego hubo un divorcio y quedó claro que sólo quedaba la Organización para la Liberación de Palestina.

Y. A.: La primera oferta oficial de un Estado palestino la hizo el primer ministro Menájem Beguin a través del presidente Anuar el Sadat. La primera consigna de nuestro movimiento en 1968-69 era a favor de un Estado democrático y secular. Un Estado. No olviden que en 1974 fui a Naciones Unidas y dije que tenía una rama de olivo y una pistola para protegerla.

P.: Señor Peres, ¿comprende usted la lucha de Arafat?

S. P.: Sí. Hubo un tiempo en que mucha gente pensó que podríamos resolver el conflicto por la vía violenta.

P.: ¿Pero podrían haber logrado algo sin violencia?

S. P.: Sí. Debiera haber habido un movimiento político. Hay cuatro millones de palestinos al oeste del río Jordán. Y cualquier hombre razonable pensaría qué hacer con respecto a ello. Resolver problemas mediante el conflicto es un error. Admiro más a Gandhi que a Napoleón.

P.: ¿Pero se podría haber creado Israel sin violencia?

S. P.: Israel confiaba en nacer sin violencia. Pero todos fuimos prisoneros de la época. Las armas, los ejércitos, la violencia jugaron un papel muy importante. Pero con toda honradez he de decir que el motivo político (de negociar la paz con Yasir Arafat) fue primordial. Isaac Rabin y yo fuimos a Oslo porque pensábamos que no debíamos ser los dominadores de los palestinos, que eso iba contra nuestra historia y contra nuestra moral.

P.: Señor Arafat, ¿recuerda lo que sintió cuando Israel proclamó su independencia?. Entonces usted estudiaba en El Cairo.

Y. A.: No fue fácil. La mayoría de nuestra gente fue expulsada de su tierra, de sus casas y se convirtieron en refugiados por todo el mundo. Una verdadera tragedia.

P.: Señor Peres, ¿cree llegado el momento de que Israel reconoza el daño que ha hecho a los palestinos?

S. P.: No quiero juzgar todo el pasado. Deberíamos hacer justicia para el futuro. Y la repuesta es dos Estados. Lo que podemos es hacer posible que la nueva generación no repita los mismos errores.

P.: Señor Arafat, ¿espera algo de los israelíes con respecto al pasado?

Y. A.: Que comprendan.

P.: ¿Cómo es posible crear confianza en la región?

Y. A.: Francia y Alemania son los dos principales plataformas de la Unión Europea, pero recuerde Alsacia y Lorena y lo que pasó luego. La confianza sólo puede contruirse poco a poco.

P.: ¿Si tuviera que enviar un mensaje a los israelíes qué les diría?

Y. A.: Que fuimos, somos y seremos primos. Tras firmar el protocolo de Hebrón, Netanyahu dijo: «Lo voy a perder todo, mi coalición se va a romper»... ¿Y qué pasó? En la Knesset (Parlamento israelí) hubo 87 votos a favor de 17 en contra. Más que cuando Camp David (la paz con Egipto, que fue apro- bada con 84 votos en 1979).

P.: ¿Cree que Netanyahu es un hombre con el que se puede hacer la paz?

Y. A.: Eso esperamos. La paz no es sólo una necesidad palestina, es una necesidad israelí, árabe e internacional. No sólo los palestinos saldrían perdiendo, también los israelíes.

P.: ¿Que perderían los israelíes? Ahora no parecen tener la sensación de que fueran a salir perdiendo.

S. P.: O las mayorías a favor da la paz en ambos lados optan por el futuro o las minorías lo matarán. Ni los palestinos ni nosotros queremos que las minorías de extremistas decidan nuestro futuro. Sería una catástrofe. Si eliminamos Oslo, ¿qué nos queda? ¿Vamos a controlar otra vez a los palestinos?. Eso no tienen sentido. No hay vuelta atrás.

P.: ¿Como será esto dentro de cincuenta años?

Y. A.: ¡El Benelux!

S. P.: Comparto la visión del presidente. El mundo está cambiando extraordinariamente. Las fronteras están perdiendo su sentido. Si quieres tener algo nacional sólo puede ser la pobreza. Si quieres una economía ha de ser global. Además, tendremos que respetar la cultura árabe, la religión islámica, el modo de vida árabe y ellos tendrá que respetar los nuestros. No hay razón en el mundo por la que los palestinos no deban tener su propio Estado, moderno, democrático, floreciente...

P.: Señor Arafat, ¿qué Estado desea usted construir?

Y. A.: Estamos orgullosos de nuestra democracia y la mantendremos. Mantendremos la libertad económica y religiosa. Estamos orgullosos de que en el Consejo Legislativo (Parlamento palestino) haya musulmanes, cristianos y hasta un miembro de la comunidad samaritana.

P.: ¿Dónde nos encontraríamos hoy si en vez de Netanyahu hubiera ganado Peres las elecciones de 1996?

Y. A.: El cumplimento de los acuerdos hubiese sido mucho más fácil y fluido, sin duda. Por el bien de Israel y de Palestina.

S. P.: Cualquier retraso en el proceso de paz es una pérdida de tiempo, de buena voluntad y de oportunidades. Las diferencias son salvables. En nuesto tiempo ha habido tres grandes conflictos: el conflicto entre blancos y negros en Suráfrica, que yo veía muy difícil de resolver, ha sido resuelto; el conflicto entre católicos y protestantes en Irlanda va a ser resuelto; y el conflicto nacional entre nosotros y los palestinos es posible resolverlo y estamos muy cerca de ello. Creo que si hubiéramos continuado nuestras negociaciones estaríamos mucho más avanzados. Y lo mismo es aplicable a Siria.

Worldmedia Network / EL PAÍS.

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