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Reportaje:

Embajadores bajo la protección del GEO

El Grupo Especial de Operaciones ha escoltado a diplomáticos en 26 países desde que fue creado hace 20 años

El Príncipe tendrá hoy la oportunidad de ver el rifle con el que unos terroristas quisieron matar al Rey, su padre. Se lo enseñará el comisario Rafael G., jefe del GEO (Grupo Especial de Operaciones), durante la celebración del 20º aniversario de la unidad de élite de la policía. El príncipe Felipe contemplará después en el cuartel de Guadalajara la demostración de un asalto con fuego real y ejercicios de tiro de precisión. En la sala donde está el rifle -un Dekaise con el que ETA pretendió asesinar al rey Juan Carlos en el verano de 1995 en Palma de Mallorca- se guardan además granadas usadas en el asalto a un piso franco, un chaleco blindado con el impacto de una bala terrorista, fotografías de la liberación de rehenes, los retratos de los compañeros muertos y un buen número de condecoraciones por la desarticulación de varios comandos de ETA. También 26 banderas que representan una de las misiones más desconocidas de los agentes del GEO. Son de los países a los que debieron acudir en diversos momentos calientes para dar seguridad a las embajadas de España y escoltar a diplomáticos y personal civil. Ayer mismo, un oficial y dos subinspectores del GEO fueron condecorados, a propuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores, por la protección prestada el año pasado a la representación diplomática española en Kinshasa (antiguo Zaire) durante la caída de Mobutu Sese Seko y el triunfo de Laurent Kabila. En otros lugares -Líbano, Liberia, Irak, Zaire, Cuba...- los geos llegaron a recibir órdenes y enfrentarse a situaciones inimaginables para un policía. "Si la policía o el Ejército os para en un control de carretera, no dudéis: pisad el acelerador y disparad desde las ventanillas". Una orden tan tajante tiene su explicación. En Argelia -un país en conflicto donde una dotación del GEO permanece desde 1993-, los vehículos diplomáticos son sagrados, y ni la policía ni el Ejército los interceptan en sus desplazamientos. "Así que si te paran", explica Alfonso, uno de los geos curtidos en aquel país, "no hay duda de que ni son policías ni soldados; sólo puede tratarse de bandidos o terroristas". Una situación de tensión constante, donde algunos de los agentes de élite que recibirán hoy al Príncipe debieron montar sus armas para repeler una agresión que finalmente no se produjo. "Fue en un mercado de Argel...".

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José Antonio, otro de los 100 integrantes del GEO, explica que él y otros compañeros salieron de la embajada para dar escolta a una delegación diplomática que quería realizar unas compras. Los coches blindados quedaron en la puerta del mercado, al cuidado de los chóferes argelinos. De pronto, y cuando ya se disponían a abandonar el lugar, observaron que los coches oficiales desaparecían, dejándolos solos en medio del bullicio. Por la otra acera se acercaba un grupo de personas que a los geos -vesti-dos de paisano- le infundió sospechas. "Venían a por nosotros", recuerda José Antonio, "no había duda. Así que descubrimos nuestras armas, las montamos y nos pusimos en situación de disparar. Tras un momento de tensión, giraron incomprensiblemente sobre sus pasos y desaparecieron de nuestra vista. Al rato, llegaron los chóferes con los coches blindados". Ante las quejas de los policías, explicaron su actitud con un gesto común para todos los idiomas: se llevaron el índice al cuello y lo pasearon de izquierda a derecha por debajo de la nuez.

Desde el año 1983, los geos no han dejado ni un sólo año de visitar países en conflicto donde la representación diplomática estaba expuesta a algún tipo de peligro. Rafael G. , el jefe de la unidad, explica: "Nuestra presencia siempre se requiere en momentos de especial riesgo o amenaza. Son de destacar las misiones de protección a todas nuestras embajadas en países árabes durante el año 1986, con motivo del reconocimiento del Estado de Israel por parte de España. En uno de esos países, Líbano, llegó a ser secuestrado uno de nuestros hombres". El comisario también hace especial mención a la "penosa y dramática" evacuación de la embajada de España en Liberia, de donde tuvieron que salir en helicópteros norteamericanos.

Detención de mafiosos internacionales, protección de autoridades, liberación de rehenes, asalto a cárceles durante motines... José Antonio, uno de los agentes más veteranos del GEO, no tiene ninguna duda: "Hay servicios mucho más difíciles, pero sentimos una sensación distinta, muy especial, cuando le ponemos las esposas a un terrorista de ETA".

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