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La verdadera historia del "comando Matalaz"

Nunca se contó esta historia, pero ya es tiempo de que se sepa. Los periódicos publicaron que, durante la madrugada del 6 del junio de 1991, la policía desarticuló al comando Matalaz de ETA. Sus tres integrantes fueron capturados cuando iban a colocar una bomba en el coche de un agente de policía. Los tres iban armados -dos pistolas Browning y una Sig-Sauer-, y dispararon varias veces antes de ser detenidos. La bomba contenía dos kilos y medio de amonal y un dispositivo de péndulo de mercurio, de los que activan el explosivo con un movimiento. El policía hubiese saltado por los aires, destrozado. Pero el agente -y aquí viene la historia que nunca se contó- llevaba ya más de un año en otro destino, muy lejos y al sur de donde los terroristas querían matarlo. Los servicios de información de la policía, tras llegar al convencimiento de que ETA intentaría asesinarlo, le trasladaron con el máximo sigilo, mientras que un agente del GEO se quedó con su vehículo y suplantó al compañero que estaba en el punto de mira terrorista. Durante un año hizo cada día su mismo recorrido, frecuentó los mismos bares, aparcó donde siempre; vivió temiendo que un terrorista le colocara una noche bomba bajo el vehículo...

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Embajadores bajo la protección del GEO

Un año vivió el geo esperando a los terroristas, vigilado -ni muy cerca ni muy lejos- por sus compañeros. Cada noche, al volver a la casa que no era suya, aparcaba el coche que tampoco le pertenecía en un lugar determinado, bajo el control de sus compañeros en vela, esperando a los etarras. Si los compañeros se despistaban y ETA conseguía colocar la bomba, se convertiría en el propietario de la muerte de otro. Pero no fallaron, y los tres terroristas fueron detenidos con las manos en la masa y puestos a disposición judicial sin un rasguño.

Cuatro años después, los etarras fueron puestos en libertad al agotarse el tiempo de prisión preventiva, sin que la Audiencia Nacional hubiera llegado a juzgarlos.

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