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El CAF repasa la historia de la danza mediante 350 fotos de grandes autores del siglo XX

Tereixa Constenla

,La exposición Un siglo de danza retrata a la par la evolución del ballet y la fotografía. Una muestra donde pugnan en interés modelos y autores, incluidos en los respectivos olimpos de la coreografía y la cámara, como Martha Graham, Isadora Duncan, Henri Cartier Bresson o Robert Capa. La colección, inaugurada ayer en Almería por el Centro Andaluz de la Fotografía, recoge a través de 350 instantáneas -color y blanco y negro- los distintos movimientos estilísticos que han marcado la historia del arte de la danza en los últimos cien años, desde los ballets de la Unión Soviética revolucionaria a la anarquía contemporánea.

Las imágenes incluidas en la exposición permiten profundizar en la evolución que ha experimentado la danza a lo largo de la última centuria, sin olvidar sus grandes estrellas, los movimientos innovadores o sus relaciones con otras artes. De paso, sirve para refrescar la memoria sobre el desarrollo de la fotografía durante el siglo XX y disfrutar de las creaciones de nombres míticos de la fotografía como Henri Cartier Bresson, Robert Capa, Irving Penn, Dorothea Lange, Robert Doisneau o Diane Arbus. La muestra, organizada con motivo del Día Internacional de la Danza, celebrado ayer, constituye la primera incursión de la Association DAKA, dedicada a la danza, en el terreno gráfico, en colaboración con el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF). La efeméride fue aprovechada ayer para inaugurar la exposición, que permanecerá en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Almería hasta el miércoles 27 de mayo. Sin distinciones Un siglo de danza no hace distinciones entre el color o el blanco y negro; ni entre la crueldad o la dulzura que emana en ocasiones de bailarines o coreografías. Artistas que alcanzaron el cielo de puntillas como Maurice Béjart o Isadora Duncan se entremezclan con anónimas propietarias de zapatillas de ballet, que no llegaron a olfatear la fama. El baile, desde los orígenes de la fotografía, siempre ha estado en el punto de mira de una cámara. El director del Centro Andaluz de la Fotografía, Manuel Falces, recordaba ayer que las primitivas imágenes del siglo XIX recreaban primordialmente composiciones con movimiento como las ejecuciones coreográficas. El repaso por la danza occidental de este siglo diferencia cinco grandes corrientes estilísticas: el ballet clásico en Europa, en Estados Unidos, el expresionismo alemán, la danza moderna y la danza contemporánea. Las convulsiones creadas por la Revolución de Octubre en la Rusia zarista propician las primeras transformaciones del ballet clásico europeo y aparecen reflejadas en Maurice Béjart y Jiri Kylian. Al otro lado del Atlántico se refugian los bailarines rusos que huyen del bolchevismo. En Estados Unidos se experimenta una veloz simbiosis entre el academicismo soviético y la energía americana, como evidenció la obra de George Balanchine. Expresionismo Alemania impulsa una tercera corriente creadora, más preocupada en cuestionar la identidad humana que en una mera recreación estética. La danza expresionista alcanza con Rudolf Laban su propio código, al que no es ajena en absoluto la bailarina Pina Bausch. En paralelo al expresionismo germano, la danza moderna americana apuesta por reflejar el optimismo y el pragmatismo intrínsecos a la joven nación. De este movimiento, surgido a comienzos del siglo XX, destacaron Martha Graham y Doris Humphrey. La evolución de la danza moderna americana siguió hasta Trisha Brown. La década de los 70 significó la ruptura de códigos y la entrada en una fusión coreográfica sin reglas fijas. Artistas, como Jean-Claude Gallota, Win Vandekeybus, Bill T. Jones o La Human Steps, beben de todas las corrientes para crear una danza cada vez más libre.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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