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EL PSOE TRAS LAS PRIMARIAS

CiU y PNV animan al Gobierno a "centrarse" para neutralizar el "radicalismo" de Borrell

Luis R. Aizpeolea

La elección de José Borrell como candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno ha causado inquietud no sólo en el Partido Popular, sino también entre sus socios nacionalistas. Los portavoces de CiU, Joaquim Molins, y del PNV, Iñaki Anasagasti, denunciaron ayer el "antinacionalismo visceral" de Borrell y vaticinaron un aumento de la tensión entre "el centro y la periferia" si gana las elecciones y aplica sus promesas. Ambos creen que el Ejecutivo tiene una "oportunidad de oro" para realizar un discurso de Estado y centrar su política frente al "radicalismo" y "jacobinismo" que ven en Borrell.

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La acusación que José Borrell lanzó el pasado lunes, en Barcelona, contra los dirigentes nacionalistas catalanes, a los que atribuyó "tics totalitarios y antidemocráticos, propios del nazismo", ha confirmado las prevenciones de los nacionalistas hacia el nuevo candidato electoral del PSOE. En realidad, Borrell contestaba a los líderes del PNV, Xabier Arzalluz, y de CiU, Jordi Pujol, que el fin de semana le habían acusado respectivamente de "no dar ni agua" y de "anticatalanismo". Joaquim Molins e Iñaki Anasagasti volvieron ayer a la carga y sacaron a la palestra la lista de agravios que, a su juicio, cometió Borrell en su etapa de secretario de Estado de Hacienda y de ministro de Obras Públicas. Molins acusó a Borrell de "actuar contra Cataluña" y citó su decisión, como ministro, de que el tren de alta velocidad se iniciara en Sevilla y se parara en Madrid, que no se posibilitara la tercera pista en el aeropuerto de Barcelona, que "no hiciera nada" por la denominada pata Sur de Barcelona ni por impulsar la carretera N-II, Madrid-Barcelona. Como secretario de Hacienda, le reprochó no haber facilitado la financiación autonómica.

Pero, sobre todo, Molins acusó a Borrell de "fomentar una mala imagen de Cataluña en el resto de España transmitiendo la impresión de que allí se atan los perros con longaniza y que con los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 consiguió más inversiones de las que le correspondían".

A su vez, Anasagasti acusó a Borrell de haber puesto trabas al Concierto Económico, de frenar numerosas iniciativas del Gobierno vasco en infraestructuras y, en definitiva, de "haber hecho padecer al nacionalismo una experiencia malísima en sus tiempos de gobernante". "Es un jacobino del siglo XIX y, por tanto, un antiguo, aunque se crea moderno", advirtió.

Molins insistió en que no le habían sorprendido las preferencias manifestadas por Borrell de pactar con Izquierda Unida (IU) antes que con los nacionalistas: "Es coherente con sus posiciones de siempre. Pero Borrell debe saber que el mundo no va por ahí".

La conclusión de ambos líderes nacionalistas es que con Borrell, con "su agresividad y su radicalismo", se va a fomentar "el enfrentamiento entre el centro y la periferia". También temen que la "agresividad de Borrell provoque una bipolarización de la vida política española".

Molins y Anasagasti creen, en consecuencia, que el Gobierno del PP está ante una "oportunidad de oro" para fortalecer un discurso de Estado, de centro y de mayor apertura hacia los nacionalismos periféricos para contrarrestar el discurso "radical" y "antinacionalista" del candidato socialista.

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