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LAS VENTAS

Concurso con regalo

La empresa de la plaza venteña quiso dedicar el festejo de turno al montaje de una corrida concurso, con el correspondiente premio al toro más bravo y el añadido de un premio en metálico al picador que mejor realizara su tarea. Para que el asunto terminara con éxito y contento de la afición, todos se esforzaron en hacer las cosas bien y con seriedad. Se delimitó el tercio de la zona opuesta a toriles para llevar a cabo la suerte de varas. Los diestros se esforzaron en colocar a las reses a la distancia adecuada. Los piqueros trataron, en todo momento, de no rebasar la correspondiente raya de la circunferencia. El jurado daba cumplidos detalles, a través de la megafonía, de las características de cada toro y de los nombres de los protagonistas de su lidia. Y hasta los picadores, a partir del segundo de la tarde, salieron y se retiraron por la puerta de cuadrillas, ante el desconcierto de los neófitos y el alborozo de los aficionados del tendido siete, a los que sólo faltó lanzar cohetes para celebrar tan fausto acontecimento. Y ocurrió que, al final, semejante ventura acabó de forma bochornosa y vergonzante. El presidente César Rodríguez se inclinó por obsequiar con dos orejas a Luis Miguel Encabo y el jurado, presidido por un ganadero, concedió el premio no al mejor toro, si no al menos malo. Todo sea por el corporativismo de los criadores de reses bravas. Menos mal que castigaron sin premio a los varilargueros.

Concurso/ Rodríguez, Higares, Encabo

Toros de Palha, Partido de Resina, Gavira, Valverde, María Luisa Domínguez y Conde de la Maza, bien presentados y mansurrones en general. Miguel Rodríguez: estocada corta (palmas); pinchazo y estocada (aplausos y saludos). Óscar Higares: tres pinchazos - aviso- cuatro pinchazos más y estocada corta tendida. Se le perdonó el segundo aviso (silencio); dos pinchazos, estocada y dos descabellos (silencio). Luis Miguel Encabo: estocada caída (oreja); bajonazo (oreja muy protestada). Salió a hombros. El toro de Palha obtuvo el premio del jurado. Plaza de Las Ventas. 26 de abril. Menos de media entrada.

Encabo había realizado una faena muy despegada y desigual, sin ligar los muletazos, al tercero del encierro. Y otra más entonada y vistosa al que cerró plaza. A este último lo mandó a las praderas celestes de un bajonazo. Ni la superficialidad de la labor realizada ni la vergonzosa forma de ejecutar al toro fueron obstáculo para que el corte de trofeos abriera la puerta grande a un torero que, con este triunfo, se ha convertido en serio aspirante a las sustituciones en la próxima feria.

Lo del toro de Palha es otra historia. Se ovacionó su impecable presentación. Tomó dos puyazos sin mucha codicia y el picador le tapó la salida en el segundo. Se arrancó al tercero de largo y con alegría. Punteó mucho en el engaño. Al final tardeó, adquirió sentido y buscó el refugio de las tablas. Miguel Rodríguez no pudo aprovechar el excelente pitón izquierdo de la res porque le molestó el viento. Pero estuvo siempre quieto, seguro y con aplomo.

Oscar Higares se enfrentó a dos toros que no pasaban. Lo peor es que ha perdido su seguridad con la espada.

Fue la tarde de los regalitos. Por fortuna, la afición acogió la oreja regalada con una bronca y con indiferencia el fallo del jurado.

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